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Desde mi terraza

Agosto

Hablar del calor en los meses estivales es algo tan común como anodino; pero este año los efectos del calor llegan a extremos difíciles de soportar, no solo por la incomodidad ambiental (las calles huelen, la gente huele, los bares huelen y el aire acondicionado de los lugares públicos mata) sino ?lo que es peor? por las alteraciones físicas que en muchos casos derivan en un deterioro que puede traer consecuencias graves. Naturalmente, todo ello influye en los comportamientos humanos y más en este agosto de 2017 en que las aguas tanto nacionales como internacionales, andan más revueltas que nunca. A la situación internacional hasta ahora centrada en las interminables guerras de Oriente, se une la situación límite de Venezuela que tiene en vilo a la comunidad internacional, y no solo a la hispana; las redes sociales incrementan la preocupación reinante con informaciones alarmistas, en muchos casos sesgadas e interesadas, que no hacen sino echar leña al fuego. Pero miren por dónde en España preocupan más los avatares de las estrellas del momento, es decir, los futbolistas, que cualquier otro tema, como que se reciba con mirada comprensiva y lastimera que Cristiano Ronaldo se las esté viendo con la justicia por presunta defraudación a la Hacienda Pública: que un señor esté acusado de defraudar casi 15 millones de euros (¿se imaginan la cantidad de cosas que se podrían resolver con esa cifra?) no merece la conmiseración de nadie; y que la salida del Barça de Neymar, el jugador brasileño, tenga a los culés de todo el mundo con lágrimas en los ojos? clama al cielo. Y es que lo que podría considerarse una sana válvula de escape de muchísimas personas se está convirtiendo en algo enfermizo, actitud y situación más acusada en España. Tal es la preocupación española por los temas futbolísticos que han colocado en lugar secundario la preocupación por la situación catalana. ¿Será verdad que la climatología influye tan poderosamente en los comportamientos humanos? Pues en esas estamos, y con media España de vacaciones cuando la situación, tanto nacional como internacional, está más candente que nunca. Y resulta chocante que en una situación así mucha gente disfrute de muy largas vacaciones, las estrellas de la radio y la televisión, por ejemplo, nada menos que durante un mes y medio; tienen derecho al descanso, naturalmente, pero sigue pareciéndome un descanso excesivo cuando otra mucha gente no tiene más remedio que seguir al pie del cañón, y sin descanso alguno. En situaciones como la actual quienes tienen una responsabilidad grande no pueden colgar los guantes y marcharse a la playa, y muy especialmente los políticos; que en el mes de agosto desaparezca toda actividad es algo absurdo y que no podemos permitirnos. Pero agosto, con las vacaciones largas o cortas, con el descanso físico, tiene el fundamental papel de disponer de tiempo para pensar, de poner en orden las ideas con la ayuda de un buen libro, con un largo paseo por el campo o la playa, con dejar que la mirada se pierda hacia el horizonte bajo la sombra de un árbol. Disponer de tiempo para pensar es algo que no tiene precio, y que en la trepidante vida moderna se está convirtiendo en un artículo de lujo; pero el tiempo no puede comprarse, y es aconsejable aprender a emplearlo en aquello que nos pueda ayudar, incluida la relajante actividad de no tener actividad alguna. Y eso los mortales comunes solo pueden hacerlo en agosto.

La Perla. «Las vacaciones consisten en no tener nada que hacer y tener todo el tiempo del mundo para hacerlo» (Robert Orben, escritor norteamericano)

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