Un grupo de voluntarios de nuestra ciudad comprometidos con la causa de los refugiados sirios, ha lanzado un proyecto cultural titulado «Vientos del Pueblo». En estos momentos algunos de ellos se encuentran realizando su labor en las costas de Grecia. Con este proyecto se trata de unir el 75 aniversario de la muerte del poeta Miguel Hernández, con la toma de conciencia ante la situación tan dramática que se vive desde hace tanto tiempo en el Mediterráneo. Unir el nombre del poeta a esta causa solidaria es actualizar su mensaje, su obra. La opción de Miguel Hernández siempre estuvo al lado de los más pobres, de los desheredados de la tierra. Siempre he creído que el enorme caudal humanístico que se encierra en nuestros clásicos y Miguel lo es, debe servir para cultivar el crecimiento de estos valores, en una sociedad como la nuestra tan necesitada de ellos. Puede ser un buen modelo para nuestra juventud. Los clásicos no son aquellos que tienen muchos años, son los que a pesar de los años tienen actualidad. En una de las obras del poeta «El hombre acecha» escrita en plena guerra, cuando ya se vislumbraba la derrota del bando republicano, nos dice que el hombre ante las dificultades que se le presentan, puede sentir la tentación de refugiarse en la cueva y allí defender con uñas y dientes el pan que él piensa que a él solo le pertenece; lo malo es que cuando alguien se refugia para defenderse, necesita ver en los de fuera a un enemigo y de tanto defender el pan con uñas y dientes, estos se convierten en colmillos y las uñas en garras, es decir, en vez de evolucionar, de progresar, involucionamos, regresamos a nuestros instintos más primarios, volvemos a la fiera. Del mar Mediterráneo, un espacio de encuentro de culturas, de una cosmovisión que exalta la vida, hemos hecho un foso de defensa, en el cual nosotros creemos sentirnos seguros, pero ocurre que ese mar lo hemos convertido en un enorme cementerio marino y nosotros situados a la otra parte del foso también quedamos encerrados y nos sentimos prisioneros de nuestras seguridades y de nuestros miedos. El poeta nos decía que la única manera de volver a progresar era abandonar la cueva y en vez de defender el pan, saberlo compartir. Conviene tener en cuenta la voz de los poetas, es la voz más profunda de la tierra. Un pueblo para progresar debe pues oír la voz de sus poetas.