Entre las más de 17.000 universidades de todo el mundo, nuestra Universidad se encuentra entre el 0,5% de las más prestigiosas y eficientes en el ámbito de la investigación turística, la docencia y la traslación a la empresa de los resultados de la investigación en este campo. Este dato ayuda al posicionamiento de nuestra provincia como referente en el ámbito turístico, aun cuando no somos, ni por asomo, de las universidades mejor financiadas. Si bien, esta desventaja no impide que en ocasiones seamos objeto de deseo de otras instituciones líderes a nivel mundial, como demuestra el reciente «fichaje» por la Universidad de Virginia del catedrático de nuestra Universidad, Juan Luis Nicolau, considerado uno de los principales investigadores en Turismo a nivel mundial.

Desde luego, el impulso de la investigación básica y aplicada en turismo es fundamental para el desarrollo social; pero su concreción en propuestas capaces de liderar el desarrollo del sector depende de la implicación de todos los grupos de interés que participan en esta industria. Esto es así porque, como he comentado en alguna otra ocasión en esta columna, turismo somos todos; y solo entre todos, universidad, empresas, asociaciones, administraciones y ciudadanos, seremos capaces de configurar un destino capaz de generar sinergias, aprovechar oportunidades y combatir con éxito las amenazas que siempre existen en cualquier sector, mucho más en el nuestro, al que los vientos de frente o de cola afectan especialmente.

Afortunadamente, en general, todas las partes intervinientes en el hecho turístico tenemos asumida nuestra responsabilidad en el desarrollo del sector en la provincia, con algunas tensiones que es necesario abordar. El desayuno CEDE desarrollado el pasado 6 de julio en Alicante, promovido por el Círculo de Economía, que permitió contrastar la posición y expectativas de los distintos grupos de interés con el presidente del Grupo Barceló, Simón Pedro Barceló, es un buen ejemplo de las sinergias y apoyo mutuo que facilitan la reflexión conjunta y el avance en un sector crítico para Alicante.

Una de esas tensiones aún no resuelta correctamente y que afecta a todos los grupos de interés en la industria turística es la que se refiere al turismo vacacional en apartamentos no específicamente turísticos. Se trata de una actividad, aún insuficiente o incorrectamente regulada, que impacta sobre la consideración, imagen y competitividad del destino, así como en la vinculación a la actividad turística de la población residente.

El debate en torno a los alquileres turísticos «sobrevenidos» y su impacto en la consideración y posicionamiento de los destinos requiere una reflexión de la sociedad en su conjunto. Somos una historia de éxito en turismo con un equilibrio entre oferta hotelera y residencial; si convertimos toda la oferta residencial en turística, entramos en una dinámica diferente, pero indudablemente el sector se adaptará a la realidad que se impulse desde el poder legislativo -apuntaba Simón Pedro Barceló-, aceptando que la liberación completa del uso turístico de las viviendas residenciales puede aportar problemas. Conflictos que derivan de la identificada como «turismofobia» por alta concentración de turistas, habitualmente de bajo coste, en determinadas zonas de las ciudades, con impactos negativos sobre el territorio por la vía de problemas de vecindad (los horarios de los residentes y los de los turistas, por ejemplo, son muy diferentes, lo que puede ocasionar problemas de convivencia), o elevación de precios de las viviendas y alquileres en esas zonas, con dificultades añadidas para la población autóctona.

Es un aspecto mal resuelto hasta ahora, que no se puede obviar ni conviene aplazar, ya que se trata de uno de esos casos de problemas que el transcurso del tiempo solo puede empeorar.