Recordarán mis más fieles lectores que hace unos meses les hablaba de lo injusto e ilegal que me parecía el decreto del plurilingüismo de Marzà. Ahora, además, cuento con el respaldo del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, que ha confirmado lo mismo que yo decía. Y es que no puede haber ciudadanos de primera y de segunda y que los niños que estudien en castellano como lengua vehicular tengan menos inglés que los que estudien en valenciano. Es tan fácil de entender que no se entiende que lo pretendiera imponer la Generalitat.

Y es que me habría encantado equivocarme, pero era obvia la infracción constitucional para mí. No tiene gran mérito, sinceramente cualquier jurista lo habría visto igual de claro. No se puede legislar así, a la buena de Dios, seamos serios. Menos mal que les han parado los pies. Y me pregunto, a todo esto, qué va a hacer en consecuencia el conseller, ¿dimitir tal vez? No caerá esa breva, aquí no dimite nadie, ya saben que los españoles somos alérgicos a las dimisiones lamentablemente.

En estos asuntos no se puede ser tibio. Es cuestión de supervivencia de un sistema o de otro, como ocurre con lo de Cataluña, pues ya ven que, de aquellos barros, estos lodos. Los independentistas quieren aprovechar para hacer su agosto y el gobierno no se va a poder ir de vacaciones. Imposible con la que hay liada, fruto de que en su momento no se hicieron las cosas bien, con la contundencia que la situación habría requerido. Les dejaron todo el campo hecho orégano y los independentistas se crecieron en su ida de bola hasta el infinito y más allá. Ahora toca salir al encuentro del desafío a contrapelo y de mala manera. Esperemos que haya suerte y que el resto de españoles ganemos el reto, porque nos va mucho en ello a todos... Pero yo me pregunto, como decía el del chiste, si hay alguien más.