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Tierra de nadie

No somos nada

Parece que los hijos de Lady Di, en el documental que le han dedicado, dan mucha importancia a la última conversación telefónica que mantuvieron con su madre. Lamentan que fuera rápida, de trámite, porque estaban deseando volver a jugar con los primos, que habían acudido a visitarles. Comento este acierto narrativo del documental en una cena de amigos y uno de ellos recuerda, palabra por palabra, la última conversación que, también a través del teléfono, mantuvo con su padre, internado en una residencia. Esa noche su padre murió.

-¿De qué habíais hablado? -preguntamos.

-De nada -dice él.

Ahora mismo hay millones de personas en todo el mundo hablando por teléfono de nada. En la playa, en el campo, en la piscina, en el cuarto de estar, en la mitad de la calle, en el interior de unos grandes almacenes? Pongan ustedes el oído y lo comprobarán. Nada es el tema de conversación más frecuente, sea a través del fijo o del móvil. Cabría suponer que para hablar de nada no es preciso enfadarse ni levantar la voz, pero hay gente capaz de llegar a las manos por nada.

-Mi madre y yo -dice otro de los asistentes- discutimos por teléfono unas horas antes de que ella muriera.

-Y de qué discutíais.

-De nada. Pero fue una discusión muy violenta.

Siendo capaces de matar por nada, ¿cómo no serlo de discutir violentamente por nada?

Una amiga, ya en el segundo plato, cuenta que lleva treinta años sin hablarse con su hermana.

-A veces -añade- sueño que hablamos por teléfono.

-¿De qué?

-De nada en particular.

-¿Y por qué os peleasteis?

-Por nada.

Me viene a la memoria entonces que hace unos días, en la tienda de los chinos del barrio, un vecino estaba comentando el deceso de un familiar. Le preguntamos de qué había muerto y dijo que de nada. Estamos rodeados de nada. El universo entero es un grano de arena flotando en un océano de nada. No somos nada.

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