La era digital comienza a aportar importantes alternativas en el campo de la salud, y concretamente en el de la psicoterapia. En los últimos meses están surgiendo aplicaciones capaces de detectar y tratar problemas mentales.

Las primeras aproximaciones comenzaron hace unos años cuando aparecieron los podómetros, como Noom Walk o Accupedo, capaces de cotejar la información de nuestra zancada, nuestro peso, altura y edad para registrar las calorías que consumimos. Otras, como RunKeeper nos facilitan el entrenamiento físico registrando nuestros recorridos, calculando distancias y tiempos, y midiendo nuestras pulsaciones.

Desde la sociología, los agentes de ayuda virtual han asumido puestos de trabajo sorprendentes en nuestra sociedad: aconsejan a los refugiados sirios huyendo de la guerra civil, ayudan a los australianos a acceder a beneficios nacionales por discapacidad. Los bots han ofrecido ayuda, apoyo y compañerismo. Pero hay una línea que ninguno de ellos había cruzado: el tratamiento psicoterapéutico de pacientes.Sin embargo, recientemente, un equipo de psicólogos y expertos en IA de Stanford, han desarrollado el Woebot, que mediante breves conversaciones diarias realiza un seguimiento del estado de ánimo del sujeto, y ayuda a mejorar su salud mental mediante vídeos y juegos de palabras. Woebot es capaz de aprender. A medida que reúne datos de la persona, su intervención se vuelve más personalizada. Además, su forma de trabajar se basa en la terapia de conversación cognitivo-conductual, que ayuda a las personas a reformular sus pensamientos negativos de un modo más objetivo. Anima a los pacientes a hablar acerca de sus respuestas emocionales ante los eventos de la vida, y luego se detiene a identificar las trampas psicológicas que causan su estrés, ansiedad y depresión. Según afirman sus creadores, puede incluso mejorar las intervenciones de los terapeutas. Alison Darcy, una de las psicólogas detrás de Woebot, y CEO de la compañía afirma que «hay mucho ruido en las relaciones humanas. El ruido es el miedo de ser juzgado».

En este sentido, se llevó a cabo en 2014, en el Instituto de Tecnologías Creativas de la Universidad de California, un intento pionero para crear un terapeuta virtual llamado Ellie. En el experimento participaron 239 personas divididas en dos grupos: el que sabía que estaba hablando un robot y el que creía que hablaba con un ser humano. Curiosamente, los participantes que sabían que estaban hablando con un robot eran más propensos a abrirse y revelar sus secretos más profundos y oscuros.

Eliminar la idea de un ser humano en la sala propició sesiones más productivas.Woebot no hace diagnósticos ni está equipado para lidiar con crisis reales de salud mental. Cuando detecta que un paciente muestra dificultades, sugiere buscar ayuda en el mundo real y proporciona recursos. Sin embargo, es un asombroso paso adelante en esta nueva era llena de motivos para el asombro.