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Luis M. Alonso

El ejemplo del Brexit

El artífice del Vote Leave admite el gran error del referéndum británico

Dominic Cummings es un devoto de la posverdad y un admirador del humor entre cínico y absurdo de los Monty Python, aquel grupo de cómicos de los años setenta que sintetizó mejor que nadie la idiosincrasia inglesa. Director de la campaña Vote Leave, jaleada en torno a una sarta de mentiras para convencer a los británicos de las ventajas de abandonar la UE, ha dicho ahora que el referéndum fue una idea estúpida. Según él, tenían que haberse agotado antes todas las opciones del entendimiento para permanecer junto al resto de los socios.

Efectivamente, el referéndum fue una idea bastante estúpida emprendida por un primer ministro decididamente idiota, manipulado por una serie de miserables que tenían como objetivo conducir a un pueblo por medio de añagazas y demagogia de la más baja estofa al mayor precipicio de su historia reciente.

Pero no hay que olvidar que Cummings, un arrepentido de última hora, fue el que orquestó la promesa de dedicar la contribución destinada a la UE al rescate de una sanidad pública hundida. Naturalmente, ni él, ni su jefe Michael Gove, ni el payaso de Boris Johnson, que presumía en el autobús rojo que llevaba escrita la cifra de la afrenta, 350 millones de euros, tuvieron la decencia de explicar a los cándidos votantes que lo que ofrecía la UE a cambio de la contribución era una cantidad muy superior. Ni se ocuparon de informarles rigurosamente sobre el riesgo que asumiría el país en una futura negociación con los socios europeos, del mismo modo que tampoco están haciendo los irresponsables dirigentes separatistas de Cataluña en relación a España y a su catalanexit, otra forma delirante de autoexcluirse de la Unión.

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