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Demasiada demagogia en torno a Grecia

Pregunten al alemán medio sobre Grecia y le dirá que está harto de que se siga apoyando con créditos a un país que no está dispuesto a hacer las reformas que se le exigen como ha hecho España.

Es lo que lee en buena parte de la prensa o escucha todos los días en la barra del bar, donde reina la incomprensión y el desconocimiento de lo que realmente sucede con los préstamos que se hacen a ese país.

Y, sin embargo, algún político deja de un lado la fácil demagogia e intenta ser objetivo al hablar de ese país del Sureste de Europa cuyo Gobierno está maniatado por las imposiciones de la "troika".

Uno de ellos es el parlamentario verde Sven Kindler, según el cual los créditos que Alemania, entre otros, concede a Grecia no le cuestan nada al primer país, sino todo lo contrario.

El titular alemán de Hacienda, el cristianodemócrata Wolfgang Schäuble, "sanea su presupuesto a costa de los griegos", critica el diputado ecologista.

Como es sabido, a comienzos de 2010, los inversores internacionales privados se negaron a seguir prestando a Grecia, con lo que tomaron el relevo los socios europeos de este país y al Fondo Monetario Internacional.

Se trataba así de evitar una quiebra que habría golpeado duramente a los bancos alemanes y franceses y puesto en peligro la estabilidad de la eurozona.

Los nuevos créditos iban ligados a durísimas condiciones para Grecia, que, según la agencia Moody´s, ha visto caer en un 27 por ciento su PIB desde entonces, en un 23 por ciento el consumo privado y hasta en un 66 por ciento las inversiones.

Al mismo tiempo, la deuda griega no dejó de crecer hasta alcanzar un 180 por ciento del Producto Interior Bruto.

Los grandes beneficiados fueron los bancos privados que habían prestado a Grecia y que de ese modo prácticamente lograron rescatar todo aquel dinero.

Todo es sabido, pero no se ha dado tanta publicidad al hecho de que los nuevos acreedores, es decir los Estados como la propia Alemania han ganado incluso dinero con sus créditos a Grecia.

Así, por ejemplo, el que concedió a ese país en 2010 el banco estatal alemán Kreditanstalt für Wiederaufbau (KfW) ha arrojado intereses anuales que, según el diario Berliner Zeitung, llegan mientras tanto a 393 millones de euros.

Otros ingresos proceden del programa de compra de bonos SMP (Securities Markel Program) del Banco Central Europeo: los intereses que paga Atenas por esos préstamos los reparte el banco entre los países del euro y, en el caso de Alemania, suman otros 952 millones de euros.

En realidad, los Estados del euro decidieron en un principio que las ganancias derivadas de los intereses por la compra de títulos de la deuda griega fuesen revertiesen en la propia Grecia.

Y eso ocurrió en 2014, pero en los dos años siguientes, dado que el gobierno de Atenas no llegó a un acuerdo con los acreedores, Alemania ingresó en su presupuesto las cantidades que le correspondían de 412 y310 millones de euros respectivamente.

Según el también político verde alemán Manuel Sarrzin, se ignora de momento qué ocurrirá con los intereses devengados en los próximos años, que pueden alcanzar hasta 840 millones de euros.

Es cierto que los ministros de Finanzas de la eurozona acordaron el pasado junio devolver a Grecia los intereses generados por los créditos a ese país aunque sólo a condición de que su Gobierno cumpla todas las condiciones que le han impuesto los acreedores.

Otra importante incógnita es la de si el Gobierno de Berlín, como el resto de los acreedores, no tendrá que aceptar finalmente una condonación parcial de la deuda griega, que muchos consideran ya inevitable.

Si eso ocurre, y el Fondo Monetario Internacional insiste en la inevitabilidad de esa medida ya que considera que Grecia no podrá devolver nunca lo que debe, todas las ganancias anteriores de los Estados acreedores en concepto de intereses quedarán neutralizadas.

Y los únicos beneficiados seguirán siendo los bancos alemanes, franceses y otros cuyas pérdidas se socializaron para evitar que el coste de su saneamiento lo pagaran los accionistas e inversores privados.

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