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Plurimilitancia

El concejal populista madrileño que se granjeó dudosa fama gracias a los chistes sobre el Holocausto e Irene Villa es ahora el protagonista del nuevo incendio en Podemos. Guillermo Zapata ha abandonado el partido que lidera Pablo Iglesias para no tener que donar una parte de su salario a esta organización y dado que ya lo hace en Ahora Madrid, uno de los múltiples satélites de la galaxia Iglesias, menos exigente al parecer con las cantidades que aportan los cargos. El problema de la plurimilitancia podemita es que una donación no excluye la otra. Zapata no está de acuerdo. Me hago cargo. A nadie le gusta soltar la mosca para este tipo de cosas. Al edil gracioso, tampoco. En el caso de tener que hacerlo, prefiere que sea, como es natural, para fortalecer la corriente que sigue dentro de la marea morada. Porque aquí, como sucede en tantos otros ámbitos de esta vida, no todo es lo que parece. El asunto de las donaciones que afecta a Zapata y a otros ediles de Ahora Madrid sancionados por Podemos tiene más que ver con la lucha interna entre errejonistas y pablistas que con las famosas "cartas financieras" de la matriz y de su sucursal. Unas "cartas financieras", por cierto, que las organizaciones populistas en cuestión relacionan directamente con sus códigos éticos. Considerar una obligación ética tener que donar al partido el dinero de los salarios pagados por los contribuyentes es perseguir la virtud donde no existe. Y si no fuera porque se trata de algo tan extendido, tendría que producir estupor. En el caso de que los sueldos de sus concejales les pareciesen a Podemos y Ahora Madrid desorbitados y fuera de lógica, el dinero en vez de ir a las arcas del partido tendría que ser devuelto al erario y emplearlo en otras cosas. Eso sería lo verdaderamente ético. Lo demás es, como se dice ahora, postureo.

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