? Si los socialistas están convulsos, los populares están destrozados en Valencia (acusaciones, grabaciones, gestoras y el liderazgo de Bonig en permanente cuestión) y atorrados en Alicante, donde visto lo visto en el mal llamado congreso local de la capital la única novedad en el camposanto en que se ha convertido aquí el PP es que cada vez tiene menos visitantes. Al punto, que la pregunta clave ya no es quién va a ser el candidato a la Alcaldía. Sabemos que el actual portavoz, Luis Barcala, no: si tuviera que serlo, lo habrían hecho ahora presidente. Mientras que el diputado Castillo también ha visto rebajarse sus expectativas, aunque alguna mantenga. No. Lo verdaderamente interesante es saber qué va a hacer consigo mismo el presidente provincial, José Císcar, ya que todo lo que pase depende de él. Císcar, lo recordarán, preparó todo para ser presidente de la Diputación esta legislatura, pero Ciudadanos se lo impidió. De cara a la próxima, ¿cuál es el destino que está pensando? En las Corts no le queda recorrido, el Consell no parece fácil de alcanzar, la oportunidad de Madrid se esfumó hace unos meses... Ese interrogante hace que llame aún más la atención lo mucho que se ha implicado en el PP de la ciudad de Alicante para que siga siendo un erial. Su erial.