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El bueno de Bona

Los álbumes del premiado músico y vocalista nos cuentan historias que afectan a los oprimidos, y el nuevo álbum, de 2016, rinde tributo a la música afrocaribeña. Entre otros, la afición tuvo la oportunidad de oír en directo algunos temas del disco Heritage, símbolo de la fusión de diferentes culturas y de la herencia afrocubana. La de los esclavos africanos que llegaron a Cuba con su equipaje musical y de tradiciones. Predomina el sabor salsero, un estilo que se mezcla con latin jazz, folk y world & country. Santa Clara con montuno es una buena muestra derivada del son, que sentó las bases para el florecer de la salsa en los años 70. Las notas alegres y pegadizas residen junto a los trazos más melodiosos. O la sonoridad y el fraseo jazzísticos que el piano impone especialmente. Así, los negros se confrontaron con la música europea y nació el jazz a finales del XIX en Estados Unidos.

La instrumentación, melodía y armonía dejan hueco, habitualmente, al destacado papel de la improvisación de los músicos, ese libre espacio para imprimir marcha sobre la estructura armónica de los temas. La trompeta, el trombón y los demás instrumentos, timbales, bongos, congas, percusión o batería, acompañan a las cinco cuerdas del bajo eléctrico de Richard Bona, quien canta con la suave o melancólica voz de su lengua natal.

La bella balada Muntula moto es parte de un seductor conjunto donde habitan Aka lingala tè, Jokoh, Jokoh, Cubaneando, Kivu o el clásico Bilongo. El lucimiento de cada componente y la participación sonora de los espectadores, que bailaron gracias a los estímulos de la banda y del poder comunicativo de Bona, sin perder nunca su innata simpatía, se enmarcan en un vibrante concierto dirigido a amplias audiencias. La innovación y la tradición acogen, además, los rituales a capela y tecnológicos del camerunés.

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