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En pocas palabras

Los viñetistas Andrés Rábago «El Roto» y Felipe Hernández Cava mantuvieron un diálogo público durante una de las primeras jornadas la presente edición de los Cursos de Verano de la Complutense en El Escorial. Hablaron de lo humano y lo divino. Nunca mejor dicho. De la amistad y la lealtad que se profesan durante décadas, ideologías aparte (el primero publica en El País y el segundo en La Razón). Reflexionaron en voz alta acerca de los derroteros que ha tomado la humanidad, de la evolución, del presente y el futuro. En esas que El Roto, o tal vez en ese momento el que hablaba era Andrés Rábago, reivindicó retomar lo sagrado. Y la conversación continuó por espacio de más de una hora.

Llegada la hora de las preguntas del público, uno de los asistentes solicitó de Rábago una aclaración. Qué quiere decir cuando demanda más respeto y protagonismo a lo sagrado, preguntó el alumno sin un ápice de ironía. A lo que El Roto, porque todos los presentes visualizábamos inconscientemente sus viñetas, contestó con palabras tan medidas como eficaces. «Estamos más pendientes de mirar por el bolsillo que por ser. Y me da que a estas alturas nos hemos olvidado de lo importante. Porque si no alimentamos el ser, valemos bien poca cosa».

En puridad, debo confesar que por ratos como los compartidos con este par de artistas confesándose en público ya ha merecido la pena volver al territorio escurialense. Pero lo bueno de estos Cursos de Verano, y van 30 ediciones, es que simultáneamente, en un mismo recinto y pared con pared es posible escuchar, todo en un día, al astrofísico Mario Livio, a los escritores Elia Barceló, César Mallorquí celebrando los 200 años del Frankenstein de Mary Shelley, o dentro del curso Saber escribir: de la literatura al periodismo digital, que dirige José Manuel Carcasés y homenajea a Miguel Hernández en el 75 aniversario de su muerte, a autores que se abren en canal contándonos el género autobiográfico, caso de Antonio Orejudo o Marta Sanz. Una reivindicación práctica, pues, de lo sagrado. Una exaltación compartida del ser.

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