Permítanme que siga utilizando este término, el de «omitidos», acuñado por el director del Consorcio de Museos de la Generalitat Valenciana, con ocasión de la exposición de Joan Castejón, para referirse a los artistas de Alicante no visibles, olvidados, en la programación cultural de la Comunidad Valenciana durante décadas. La verdad es que la nómina es importante y variada. Por épocas, después de Navarro Ramón (1903-1989), actualmente exponiendo en la sala de una institución privada, la Fundación Frax, en Alfás del Pi, tendríamos que hablar de Pérez Pizarro (1911-1964), uno de los primeros autores españoles en realizar una pintura abstracta, y que además es reconocido a nivel nacional. Cuando en 1957, El Paso publicaba su manifiesto, Pérez Pizarro realizaba y exponía su pintura, desmarcándose con increíble valentía de las tendencias dominantes. Miembro del Grupo Parpalló, en su primera etapa, cuando sus fundadores consideraban el informalismo junto con la abstracción geométrica las tendencias fundamentales para abrirse a la vanguardia, a la modernidad. En la segunda etapa del grupo, Pérez Pizarro volará en solitario con exposiciones personales de gran repercusión como la de la sala Vayreda de Barcelona, en 1962, de la que se hizo eco la televisión y la radio nacional, y de Barcelona. Miembro y colaborador en los grupos de vanguardia que surgieron en la actualidad nacional como Asociación de Artistas Actuales, Arte Actual del Mediterráneo, apoyados por críticos de prestigio como Aguilera Cerni, el propulsor de la modernidad en Valencia, Moreno Galván, Cirici Pellicer?, y artistas como Sempere, Salvador Soria, Juan Genovés, Michavila,?. Todas las cabezas, críticos y artistas, que promovieron la modernidad contaron con Pérez Pizarro en sus listas.
Su trayectoria vital le impuso muchos condicionantes, como el de participar en una guerra civil, hacerse cargo del negocio familiar, pero su trabajo fue intenso en su investigación del lenguaje pictórico. A pesar de ser el mayor de los artistas de su momento de vanguardia, supo despojarse de los débitos del pasado y ser el más moderno y al mismo tiempo un maestro indiscutible de este lenguaje, el de la abstracción pictórica.
Había que ser muy valiente en esos años, o muy consecuente con las derivas del arte europeo y americano, para asumir en el año cincuenta y siete, en solitario, el lenguaje de la abstracción y más desde Alicante. El archivo familiar conserva la memoria de las negociaciones con el Museo Abstracto de Cuenca para asumir obras de Pérez Pizarro.
Pérez Pizarro es, como otros muchos alicantinos, uno de los grandes omitidos por Valencia. Nos preguntamos si la reflexión del director del Consorcio de Museos va a dar origen a un concurso público para paliar esta omisión.
