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Una cumbre bajo los peores augurios

La cumbre del G20 que acoge Hamburgo esta semana no podría ciertamente celebrarse bajo peores augurios. La retirada de los Estados Unidos de Donald Trump de instituciones o acuerdos internacionales constituye un revés para quienes sueñan con un mundo multilateral y más pacífico.

Pero como la naturaleza tiene horror al vacío, el puesto que parece querer dejar libre ese país en temas como la lucha contra el cambio climático o el comercio internacional tendrán que ocuparlo otros.

Y los principales candidatos a compensar tan importante ausencia son dos países asiáticos: la India, pero sobre todo una China dispuesta a asumir cada vez mayor protagonismo en la escena internacional.

La cumbre va a celebrarse además en un momento de fuertes tensiones en distintos lugares del mundo: en la península de Corea, en primer lugar, con un dirigente aún más errático e imprevisible que Donald Trump como es el norcoreano Kim jong-un.

También en el Golfo, con el absurdo boicot impuesto a Qatar por Arabia Saudí, los Emiratos Árabes y otros que, viendo sólo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, acusan al primero de prestar apoyo al terrorismo internacional.

Por no hablar del caos reinante en Siria e Irak, pero también en Libia, países donde la decisión de Estados Unidos y sus aliados occidentales de derrocar a dictadores que no les resultaban gratos sólo alentó el surgimiento del ISIS.

O de la crisis irresuelta con Rusia por su anexión de la península de Crimea en reacción, que en Occidente no se quiere entender, al estrechamiento del cerco de la OTAN en torno a un país humillado tras acabar la Guerra Fría.

Y ¿qué decir por otro lado de los temas económicos como el cada vez más desigual reparto de la riqueza en todo el mundo, de la existencia de paraísos fiscales donde los multimillonarios guardan sus inmensas fortunas lejos del control del fisco de sus países, de la precariedad creciente en el mundo laboral?

¿O de la miseria de todo un continente como el africano, inmensamente rico en recursos naturales y minerales raros, pero explotado por nuestras multinacionales en connivencia con muchos de los déspotas corruptos que gobiernan sus países?

Demasiados temas y muy complejos para que salga algo de provecho de una cumbre a la que asistirán en un tótum revolútum demócratas y autócratas, concienciados del cambio climático y negacionistas, defensores y violadores de los derechos humanos. Basta repasar la lista.

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