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Bobos solemnes

Subióse el mosén al púlpito y dejó de ser mosén para convertirse en un espantapájaros vociferante, con mucho aspaviento de brazos, movido por un fuerte viento lleno de ruido, furia y estupidez supina. El cura inició su prédica a grito pelado. Armóse con la rodela de su casulla y empezó a descabezar homosexuales. «Ser gay, no está bien. Es un pecado gravísimo». Tildó a los gay de depravados y pervertidos. Vi el vídeo entero y lo que más me llenó de tristeza, tirando a indignación fue que ningún parroquiano se levantó, no ya para arrimarle un par de lapos bien dados, que se los merecía, (que la violencia no lleva a ningún lado), sino para irse. Todo el mundo aguantó hasta el final la sarta de rebuznos e improperios de uno que se dice representante de Cristo en la tierra. El notas se llama Custodio Ballester y es el cura de Hospitalet de Llobregat. Pues no, don Custodio, ser homosexual no es pecado. Pecado (y no en el sentido de ofensa a su dios de plexiglás, sino a uno de lesa ética) es esa sumisión a la que su iglesia ha sometido al pueblo precisamente por inocularle el miedo al pecado. Pecado de lesa ética, podrido y pervertido es que algunos de sus colegas no entendieran aquello de «dejad que los niños se acerquen a mí». A alguno de ustedes se les fue la mano y se arrimaron demasiado. Eso es pecado gravísimo, mosén. Le recuerdo algunas declaraciones de tipejos de su cuerda al hilo de lo que hablo: «Hay menores que desean el abuso e incluso te provocan». «El sida es un acto de justicia». «El erotismo hace difícil respetar a los niños». (No pongo más rebuznos porque se me acabaría el folio) Esto, mosén, es pecado y aberración. Pecado son los ríos de sangre que en nombre de su dios, su iglesia ha derramado. Desde guerras de religión, a inquisiciones. Pecado es ver en fotos amarillas y no tan amarillas a sus barandas, los papas, del brazo de dictadores y genocidas. Eso es gravísimo, mosén. Como es pecado poseer una gigantesca fortuna amasada por su iglesia que es proporcional a la gigantesca miseria, hambre y desolación que hay en el mundo. Pecado es la cruz de la declaración de la renta con la que sablean a los que no llegan a fin de mes.

Usted, don Custodio no tiene ni idea de lo que es ser humano. Usted mira al ser humano de cintura para abajo por esa inexplicable obsesión con el sexo que a muchos de ustedes le quita el sueño. Empiece de una vez a mirar a las personas de cintura para arriba que mucho me temo, son solo ustedes los que llevan una polla o una vulva por cerebro. Ni yo ni usted podemos elegir ser rubios, altos, bajos, gordos o cabroncetes. Bueno, esto último sí. Está claro que ha sido su elección: cabroncete y despiadado. Ser homosexual no es una opción, sino una condición legítima. San Agustín, que era un poco más abierto que usted ya lo dijo en el primer milenio: «Ama y haz lo que quieras».

Yo creo que usted, don Custodio, no es que sea homófobo y un bocazas irredento. Lo que es usted es bobo. Un bobo solemne y con casulla, pero bobo a la postre.

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