El 28 de junio se celebra en todo el mundo el día del Orgullo. En Madrid se reunirán, el sábado primero de julio, cerca de 3 millones de personas para reclamar igualdad real, derecho a la no discriminación y libertad para ser y para sentir. El Orgullo LGTBI es la fiesta grande de la diversidad familiar, sexual y de género y por lo tanto de la libertad, de la igualdad y de la dignidad. Muchas ciudades a lo largo y ancho del planeta sacarán a las calles las banderas arcoiris para celebrar lo conquistado y lo más importante, lo que queda por conquistar.

Muchas personas se preguntan por qué celebrar ser gay, lesbiana, transexual o bisexual, olvidando que venimos de un pasado no muy lejano en el que ser gay, lesbiana, trans o bisexual en este país era motivo de vergüenza y deshonra social y familiar, que había leyes en España que reprimían la orientación sexual y la identidad de género, cárceles especiales para gais y lesbianas, bisexuales y transexuales. Muchas personas cuestionan también la necesidad de celebrar una fiesta por la diversidad sin darse cuenta de que vivimos en un mundo en el que más de setenta países criminalizan la diversidad sexual y de género y en ocho de ellos se condena a muerte a personas LGTBI. En algunos países del mundo te arrojan desde azoteas atado de manos y pies y en otros, como en Chechenia, te recluyen en campos de concentración, te torturan y te devuelven a tu familia para que depuren el crimen de honor ahorcándote o disparándote en la sien. Hay mujeres que sufren violaciones correctivas por ser lesbianas y algunos presuntos «terapeutas del mal» someten a jóvenes, todavía hoy, a terapias de aversión que les dejan graves secuelas psicológicas.

En España ciertamente las cosas han mejorado. Pero más allá de celebrar esta fecha tan señalada y colgar banderas en muchos ayuntamientos y llenar de fotos nuestras redes sociales, lo cierto es que los partidos políticos no hacen los deberes: las cifras de acoso escolar por motivos de orientación sexual e identidad de género son escandalosas, algunos menores acaban suicidándose por el horror que viven, los delitos de odio contra las personas LGTBI han aumentado un 36%, se sigue acosando en los centros de trabajo a personas LGTBI, muchas personas viven en total ocultación su identidad u orientación, y se sigue produciendo miedo, rechazo y violencia. Hay menores que se les insulta en el colegio antes incluso de que sepan qué significa el insulto que reciben y que con el tiempo se convertirá en una etiqueta estigmatizadora que les acompañará de por vida. Nuestros mayores LGTBI viven en soledad y en el olvido y su extrema vulnerabilidad es invisible para todos y todas.

Frente a esta situación poquísimos ayuntamientos o gobiernos regionales atienden de forma integral la diversidad sexual, familiar y de género. Desde que se aprobara la reforma del Código Civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo apenas se han realizado políticas públicas para lograr la plena y efectiva igualdad a nivel Estatal. La igualdad real es, sin duda alguna, una gran asignatura pendiente de esta sociedad, de todos los partidos, especialmente de aquellos que se autoproclaman abanderados de la causa, porque de ellos es, precisamente, la responsabilidad de impulsar medidas y políticas para la plena inclusión.

Desde las entidades sociales trabajamos en la aprobación de una ley estatal que nos dote de herramientas para erradicar la violencia y el miedo y que las personas puedan amar libremente y tengan derecho a ser quienes son en igualdad. En el ámbito autonómico exigimos lo mismo al govern del Botànic, una ley valenciana que ponga fin a la enorme discriminación que todavía sufren hoy las personas LGTBI y que la recientemente aprobada ley trans despliegue todos sus efectos. Leyes, tanto estatal como autonómica, que regulen aspectos como el derecho a la no discriminación en el ámbito sanitario, laboral, educativo o social y que penalice el odio y la violencia contra las personas LGTBI por ser LGTBI.

En este contexto Alicante celebrará el 15 de julio una gran manifestación ciudadana, social y reivindicativa, convocada por Diversitat Alacant, en la que se han volcado más de sesenta entidades de todo tipo, incluidos partidos, sindicatos, plataformas, ONG y asociaciones. Celebraremos el orgullo de ser y de sentir diferente, sin miedo ni vergüenza, sin ocultarnos, haciéndonos visibles y diciéndole a la sociedad que todavía queda camino que recorrer. Y que ese camino lo queremos recorrer juntos, desde la plena ciudadanía, sin distinción de ningún tipo con todos y todas.