Crecen los engaños y el verde no deja de ser negro. Nuestro medio ambiente sigue sin respuesta de ese Consell integrado por quienes durante años nos quisieron dar lecciones sobre gestión medioambiental, quienes venían a mejorar nuestro patrimonio natural, el que nosotros protegimos y que ahora no hacen nada por mantener.

Un nuevo día Mundial del Medio Ambiente, y un Consell de brazos cruzados. Nuestra labor de oposición va marcando la agenda de la Consellera, que va a rebufo, rectificando en base a nuestros comunicados y actuaciones parlamentarias, aunque responde con simples lavados de cara, anuncios que no se materializan, o lo hacen tarde y mal, tales como ponerse ahora a limpiar los montes, cuando la extracción de madera, la lucha contra plagas, el mantenimiento de pistas forestales y de las fajas auxiliares los árboles no se toquen y se pueda evitar la propagación de un incendio, actuaciones que deberían haberse realizado durante el invierno, no cuando ya es demasiado tarde y ni la normativa permite realizarlas. La desidia del actual Consell ha convertido nuestros montes en un polvorín, porque para el Consell los incendios ya no se apagan en invierno. Ya lo advertimos el año pasado, pero nada se hizo para evitar los grandes incendios que golpearon la Comunitat de Norte a Sur.

La prevención de incendios es fundamental, tanto para preservar nuestro medio ambiente, como porque del buen estado del mismo depende una de las mayores fuentes de riqueza de nuestra Comunidad, el turismo de interior. El poder disfrutar de nuestro patrimonio natural es un atractivo con el que contamos y que debemos cuidar, más cuando quien gobierna hoy en la Comunitat Valenciana lo ha dejado de lado. En lugar de mejorar las posibilidades que nuestro medio ambiente nos puede dar, las eliminan con prohibiciones sectarias y el abandono al que actualmente están abocados nuestros Parques Naturales, que siguen convertidos en vertederos improvisados sin tener quién los gestione más que para prohibir. El Consell debería trabajar para que nuestros montes estuvieran en condiciones de poder obtener por parte de los ayuntamientos, propietarios y vecinos, cada vez mayores rendimientos, fomentar actividades deportivas que además ayudan a prevenir incendios, potenciar el uso y disfrute de los montes, porque si dejamos de usarlos, que es la verdadera pretensión de este Consell, dejarán de vigilarse, poniéndolos en grave peligro.

Por otro lado el problema de los residuos que como no saben por dónde empezar a resolver, ante su ineficacia, el Secretario Autonómico, el Sr. Julià Álvaro dedica toda su atención a tratar de imponer el SDDR, sin mirar hacia los residuos sólidos urbanos o hacia los vertederos ilegales de residuos de construcción. De hecho, siguen los largos traslados de basura que discurren por las tres provincias, y seguimos sin nuevas instalaciones para mejorar la calidad ambiental. Dos años ya y aun sin planta de transferencia en la Vega Baja, que prometieron estaría antes de 2016.

¿Y qué pasa con el agua? Aun parecen no haberse enterado de la importancia de este asunto, el agua es un tema capital respecto al cual el Consell no actúa, solo promete, como cuando el Sr. Álvaro anunció que antes de final de 2016 se licitarían las obras del trasvase Júcar-Vinalopó margen izquierda, algo de lo que no sabemos nada a día de hoy.

Tal vez parezca que el medio ambiente no es importante a la hora de crear empleo, pero sí lo es. En la Consellería de Medio Ambiente hay numerosos expedientes industriales sin resolver que imposibilitan inversiones cercanas a los 700 millones de euros en nuestro territorio. Y desgraciadamente también paralizan inversiones desde Evaluación Ambiental, competencia que insistieron en separar de Ordenación del Territorio para asegurarse que durante la legislatura no saliera adelante ningún gran proyecto que significara empleo, inversión y desarrollo, tales como Puerto Mediterráneo.

Esperamos que por lo menos la Consellera respalde el Acuerdo de Paris sobre el Cambio Climático, mantenga sus compromisos al respecto y actúe en consecuencia, aunque con lo último que nos encontramos es que su máxima preocupación no el la lucha contra el cambio climático, sino la búsqueda de un topo que daña su imagen. Si le preocuparan otro tipo de topos, "otro gallo cantaría".