Nunca un oboe sonó de forma tan brillante en el cine como cuando el Padre Gabriel lo tocó en el Amazonas. La Misión es sin duda una película que difícilmente te dejará indiferente, el trabajo de unos misioneros jesuitas tratando de llevar la civilización a los indios guaraníes, las luchas de poder de los dominadores del mundo españoles y portugueses, y la complicidad del poder vaticano de entonces frente a la labor evangelizadora de su propia gente.

Robert de Niro y Jeremy Irons interpretaron a los jesuitas en su misión a lo más profundo del Amazonas, que sin duda cambiará su forma de entender la vida. Unos cuantos años más tarde y lejos de la protección de las pantallas de cine, el president de la Generalitat Ximo Puig y su conseller estrella, el de Educación, Vicent Marzà emprenden un viaje a Finlandia, con distintos motivos. No pretenden evangelizar a los finlandeses con su modelo educativo plurilingüe y sus subjetivas formas de otorgar conciertos educativos, sino que más bien desean aprender de uno de los sistemas educativos que parece ser nuestro referente en la actualidad, dados sus resultados en los sucesivos informes PISA.

Mucho se ha escrito sobre el modelo finlandés, mucho se ha alabado desde nuestro país, pero parece que, en nuestra Comunidad, el binomio Compromís-Socialistas ha preferido enfocar sus acciones en política educativa por otro cauce.

Curiosamente, los propios finlandeses han entrado en cierta duda al ser superados por otros países, pero hay que decir que es encomiable ese poner en duda tu modelo. Es algo que siempre te permite mejorar.

El principal baluarte de su modelo es el profesorado, profesionales de alto nivel (nota superior a nueve), reconocidos socialmente y por supuesto muy respetados. Mientras en España las notas altas de selectividad suelen tender hacia Medicina, allí la carrera de profesor es muy deseada, no tanto por un elevado sueldo, sino precisamente por ese reconocimiento social y por las posibilidades que brinda de compatibilizar otras actividades. Además, mientras en nuestra Comunidad, seguimos contando con una gran cantidad de interinos que cada año cambian de colegio, en Finlandia prefieren que el mismo profesor sea el mismo durante los primeros años de aprendizaje.

En Finlandia, la educación, además, no solo es cuestión del colegio. Toda la familia se implica en ella y las bibliotecas son uno de los lugares más visitados por los jóvenes. Mientras tanto, en Alicante cada vez que hay una baja, nuestro progresista Ayuntamiento ha preferido cerrar temporalmente alguna de las bibliotecas de las que disponemos.

Otra cosa que no gustará a Marzà es que en Finlandia además de aportar suficientes fondos económicos a la educación, tienen como principal objetivo que todos los colegios dispongan de los mismos medios y por supuesto jamás se plantearán que unos tengan más medios que otros si eligen el nivel A o C de valenciano.

Tampoco existe obsesión por el inglés ni por escolarizar a temprana edad, más bien es la sociedad la que ayuda a lo primero y prefieren que el joven sea lo suficiente maduro para iniciarse en el colegio.

Si me permiten pronosticar lo que pasará tras la visita, es que Marzà no interpretará el papel de uno de los misioneros, sino más bien el del Cardenal Altamirano, que prefiere hacer caso omiso de la formidable labor de aquellos misioneros y seguir con su preestablecida hoja de ruta del modelo plurilingüe, digo de cerrar la misión.

A Puig sí que lo veo como el Padre Gabriel, caminando en son de paz por el puente frente a los soldados, ajeno a la realidad, mientras los desmanes lingüísticos de sus compañeros de viaje le hacen desangrarse en votos por la izquierda y la derecha. Quizá al final, cuando Puig se dé cuenta del error escriba algo como Altamirano hizo al Papa, «Vuestros sacerdotes están muertos y yo sigo vivo. Pero en verdad soy yo quien ha muerto, y ellos son los que viven. Porque como ocurre siempre, los espíritus de los muertos sobreviven en la memoria de los vivos».