Hoy conmemoramos el Día Mundial de la Propiedad Industrial, una fecha que, tal y como indica la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), trata de dar trascendencia a la función que desempeñan los derechos de propiedad industrial e intelectual (patentes, marcas, diseños industriales y derechos de autor) en el fomento de la innovación y la creatividad.

Se entiende por propiedad industrial un conjunto de derechos exclusivos que protegen tanto la actividad innovadora manifestada en nuevos productos, nuevos procedimientos o nuevos diseños, como la actividad mercantil, mediante la identificación en exclusiva de productos y servicios ofrecidos en el mercado.

Es un hecho demostrado que las economías locales más orientadas hacia actividades industriales son las más productivas en términos de patentes, marcas y diseños, y, por tanto, suelen aportar un creciente valor añadido y puestos de trabajo de mayor calidad y remuneración.

Actualmente las empresas no compiten sólo por productos y precios, sino que cada vez son más determinantes los «activos intangibles», que aportan un valor creciente a los productos y servicios. Por este motivo, la protección de los derechos intangibles a través de la propiedad industrial se configura como el elemento esencial para determinar la competitividad de una empresa en el mercado, ya que su propiedad reside en el derecho del propietario a explotar su creación y a impedir que otros la exploten.

En mercados cada vez más globalizados, es inevitable optar por la protección de los registros a fin de conseguir ventajas competitivas y formalizar barreras de entrada. Está demostrado que las empresas que internacionalizan sus activos intangibles y que apoyan su actividad en una estrategia de marca multiplican por treinta su actividad exportadora.

Un estudio elaborado por la Oficina de la Propiedad Intelectual de la UE (EUIPO) y la Oficina Europea de Patentes (OEP), indica que las industrias intensivas en propiedad intelectual generan 82 millones de empleos, un 42% del PIB y un 93% de las exportaciones de la UE. Según datos de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), las tres cuartas partes de la contribución a las exportaciones españolas las llevan a cabo empresas que se internacionalizan utilizando la Propiedad Industrial como herramienta estratégica de posicionamiento.

En resumen, la propiedad industrial aporta valor y diferenciación frente a los competidores y es la herramienta clave para ayudar a las empresas a conseguir la expansión de la cuota de mercado, la mejora en la gestión del rendimiento, la apertura de nuevos mercados y los procesos de internacionalización.

El Proyecto Ingeniaelx nace con el objetivo de poner en valor el impacto de la Propiedad Industrial en la historia económica de la ciudad de Elche, desde que iniciara su andadura en 1892 con el registro ante la OEPM de la primera patente ilicitana. La máquina para pisar uvas de Tomás Gomis Ripoll supuso el punto de partida para las generaciones posteriores de ilicitanos que han utilizado la propiedad industrial como vehículo para competir en el mundo.

Ingeniaelx quiere reconocer la labor de la clase empresarial ilicitana, pero, sobre todo, es una manera de situar la actividad emprendedora y la innovación en el centro del debate público, identificándolos como palancas de transformación social y económica. Esta iniciativa pretende, en definitiva, concienciar a universidades, agentes sociales y población en general de la necesidad de invertir en personas con talento que generen ideas, que puedan ser transformadas en productos y servicios competitivos que propicien el desarrollo del tejido empresarial y el avance social de nuestro territorio.