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Antogonza, Versiones en el Ateneo

La presión social influye en nuestras decisiones profesionales, en nuestras vidas, también en la respuesta que el artista da a esta sociedad a través de su obra. El autor busca el reconocimiento o, al menos, un diálogo que le estimule en lo que constituye un trabajo muy solitario, con muchas dudas, avances, retrocesos?. En muchos casos, sobre todo cuando el autor obtiene este reconocimiento que se traduce en compras, adhesión de discípulos, la influencia de esta sociedad es tan fuerte que el autor casi trabaja en función de los gustos de esta mayoría que lo apoya. Conocemos, a lo largo de la historia, muchos casos de artistas que se reducen a una misma obra durante mucho tiempo, bloqueados por esta demanda poco exigente.

El artista debe buscar la ruptura, nuevos caminos que incluso contradigan sus primeras conclusiones. El arte, la creación se basa fundamentalmente en el fracaso, en indagar caminos que te llevan a buscar otros nunca antes andados para ver a dónde te llevan y así sucesivamente. Esta dinámica es muy poco entendida por una sociedad acrítica, construida en el halago, complaciente, para la que la contradicción, la ruptura, solo son signos de frustración. El artista alardea del fracaso, porque es su fuente. Pero en una sociedad que desconoce los mecanismos del arte, el cambio en el artista supone el descrédito, la incomprensión, el olvido. Así seguir el propio impulso sin obedecer las expectativas creadas plantea un debate complejo pues, si el artista quiere vivir de su trabajo, con la admiración de una mayoría, debe conseguir que su obra sea aceptada, y para ello debe halagar. Algunos intentan hacer una doble vida. Hacer una obra vendible y otra de investigación, pero esto requiere un rigor que no deja espacio a la investigación.

En el caso que nos ocupa, la exposición de Antogonza en el Ateneo de Alicante, observamos un cambio sustancial entre las obras más asumidas de este autor, pintura figurativa, paisaje, abstracción, y esta otra en la que recurre al collage, tanto pintado como de recortes, con la que hace un recorrido por las obras de arte más universales. Y principalmente lo que vemos en ellas es la tensión del artista en esa búsqueda, debatiéndose entre el cambio estilístico y la memoria de sus propias fórmulas. No voy a analizar sus soluciones, pues en este primer momento se ha de valorar lo que supone el cambio, y la reacción de un público, el del Ateneo, que se enfrenta a un autor diferente al que siempre ha sido su maestro. Aunque esto no es del todo así, ya que un pintor no olvida sus técnicas, sus maneras, estas son connaturales como una huella de identidad. Y esta obra conserva sus signos, sus colores, sus gestos, pero al utilizar el collage hay una intención de fragmentación que lucha con el afán de reproducir el motivo. Lo que quizá haya que plantearse es el porqué de este cambio.

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