La noticia se ha difundido rápidamente. El papa Francisco ha reconocido las virtudes heroicas de Pedro Herrero Rubio. Es el primer paso hacia la canonización de este ilustre médico alicantino. En su persona coincidieron la práctica de las virtudes cristianas heroicas y la perfección de su ejercicio profesional como pediatra. Se ganó el cariño de todos los alicantinos, porque atendió con absoluta dedicación profesional y, a la vez, se desvivía por los demás, con la práctica de las virtudes cristianas. Tenía una fe extraordinaria, y una práctica perfecta de la Adoración Nocturna de Jesucristo. Llevó el ejercicio de su profesión médica con un amor perfecto. Desde el punto de vista histórico, le tocó vivir los momentos difíciles de la II República Española, y lo hizo adaptando su fe a las circunstancias. Sus compañeros médicos decían que era un gran médico y amigo de todos. Pedro Herrero prestaba una atención especial a los barrios más humildes. En un época, en que aún no había Seguridad Social, atendió durante 33 años a los hijos de los trabajadores más necesitados. Hay que tener en mente que Pedro también fue atendido y amado extraordinariamente por su mujer, Patrocinio Javaloy, por la que sintió el más grande amor. Algunos padres de los niños a los que atendía con el mayor cariño, terminaron por otorgar a los niños el bautismo, en agradecimiento a su médico. Durante la guerra civil española, él mismo bautizó a muchos niños, si estaban en peligro de muerte. Pedro Herrero Rubio, médico alicantino es un santo eminente.