Me pide una amiga que escriba sobre el parlamentario europeo polaco que ha dicho que las mujeres debemos cobrar menos que los hombres porque somos más débiles, más pequeñas y menos inteligentes y, francamente, no sé qué decir. Me pasa lo mismo con los que niegan que hayamos evolucionado del mono, con los que aseguran que los blancos son superiores a los negros o con los que creen que la homosexualidad es una enfermedad; que me da una pereza enorme rebatir sus afirmaciones porque tengo la certeza de que son impermeables a cualquier tipo de argumentación lógica. Llegué a la conclusión de que no vale la pena entrar al trapo con algunas personas cuando, estudiando Prehistoria en la universidad, un compañero, no sé si por convencimiento o por tocar las narices, intentó negar la evolución del hombre y demostrar que habíamos sido creados por un ser superior alegando que cada hombre es único y diferente mientras que otras especies, como por ejemplo los perros, son iguales y, con la misma edad, raza y hábitat tienen hasta el mismo número de pelos. Jóvenes y entusiastas como éramos, nos lanzamos el resto de estudiantes a rebatir semejantes afirmaciones, lo que no sirvió de nada porque este hombre, que al poco tiempo dejó la carrera, se mantuvo impasible ante cualquier argumento que pudiéramos plantearle. Allí ya empecé a intuir que en muchos casos no tiene sentido aplicar la lógica ni el conocimiento para refutar disparates, algo que acabé de interiorizar cuando nacieron mis hijos y obviamente entendí que era imposible lograr que el bebé espere con paciencia a que se enfríe el biberón o enseñar a la niña de 2 años a hacer raíces cuadradas.
El eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke, con sus idioteces contra las mujeres, se define a sí mismo y, si no fuera porque hay quienes jalean esta clase de afirmaciones, resultaría hasta patético. Igual que mi viejo compañero argumentaba el creacionismo por el número de pelos de los perros, este tipo dice que las mujeres somos menos inteligentes porque hay más varones que hembras en los primeros puestos de los campeonatos de ajedrez, o los del colectivo este Hazte Oír niegan la transexualidad porque los niños nacen con pene y las niñas con vulva. ¿Qué vas a decir? En estos tiempos virales lo bueno que tienen estas chorradas es la contestación social que, ante la inutilidad de responder con sensatez, utiliza el humor para ridiculizar a estos personajes y sus consignas. No tienen más que darse una vuelta por las redes sociales para pasar un buen rato a costa de estos impresentables. No merecen ser tomados en serio.
