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Memorias de don Landelino

Bajo el título "Una historia para compartir", don Landelino Lavilla Alsina ha escrito un libro de memorias que estará a la venta uno de estos días. A sus bien llevados 82 años don Landelino (expresidente del Congreso, exministro de Justicia y miembro permanente del Consejo de Estado) tiene muchas cosas que contar. Y sobre algunas de ellas habla en una entrevista que le hace el diario "ABC". Por descontado no hay revelaciones asombrosas ni aporta datos que obliguen a los historiadores a alterar la visión que tenían sobre el periodo de tiempo que va desde la Transición hasta nuestros días pero sí incluye relatos que mejoran la perspectiva y permiten una más cercana aproximación a los personajes que lo protagonizaron.

Del Rey Juan Carlos dice que sin él no hubieran podido llevar adelante la reforma política que permitió pasar de la dictadura a la democracia. De Suárez, con el que tuvo una gran complicidad, dice que le hizo ir a La Moncloa cuando anunció su dimisión y tras preguntarle por qué había mencionado siempre el nombre de Calvo Sotelo como probable sucesor suyo, le anunció que iba a encabezar un nuevo partido político. De Calvo Sotelo, en cambio, recordó aquel patinazo que tuvo en vísperas del 23-F cuando proclamó en el Congreso que "la Transición había terminado" un poco antes de que Tejero entrase en el palacio de la Carrera de San Jerónimo para secuestrar a todos los diputados y al Gobierno en pleno. De Fraga, reconoció el decisivo papel que tuvo al incorporar al esquema democrático a un amplio sector del franquismo. Y de Carrillo, algo parecido, pero por el otro lado. "Cuando le propusimos cerrar por la izquierda el espectro electoral aceptó encantado". Todos los ejercicios de memorialismo tienden a favorecer la imagen de quien los hace y este caso no podía ser una excepción. Y si hemos de creer ad pedem litterae todo lo que dice, don Landelino debería ser considerado como uno de los padres de la moderna democracia española ya que desde un discreto segundo plano supo dirigir los acontecimientos por donde convenía. Por ejemplo, cuando habla sobre la autoría de la Ley para la Reforma Política de 1976. Hasta ahora, todos dábamos por buena la versión de que el texto definitivo lo había escrito don Torcuato Fernández Miranda durante un intenso fin de semana en Navacerrada, pero Lavilla insiste en que el guión de los cambios ya estaba en un conferencia que él pronunció a principios de aquel año en el Club Siglo XXI. Un sutil talento redaccional que aplicó más tarde a la renuncia de los derechos históricos de don Juan de Borbón en favor de su hijo Juan Carlos mediante una sencilla acta notarial. Y más cerca todavía en el tiempo a la abdicación del propio Juan Carlos en favor de su hijo Felipe, delicado trámite que le encargó el Rey emérito.

Al margen de sus memorias, de don Landelino Lavilla recordaremos siempre la solemne formalidad burocrática con que, como presidente del Congreso, quiso cerrar el vergonzoso episodio del asalto de Tejero advirtiendo a los diputados allí presentes el calendario de actividades. Bueno, eso y el baile agarrao que protagonizó con su esposa doña Juanita durante las elecciones de 1982.

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