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La búsqueda de los "robots éticos"

La preocupación de los magnates tecnológicos por la "rebelión" de los sistemas de inteligencia artificial

El 29 de agosto de 1997, la computadora Skynet, una inteligencia artificial que controlaba todo el sistema de defensa de EE UU, tomó conciencia de sí misma y para defenderse de sus creadores, que intentaron en vano desconectarla, desató una guerra atómica que puso a la humanidad al borde de la extinción. Desde aquel día, la lucha entre hombres y máquinas continúa. Los humanos van perdiendo... La historia de Skynet es el centro argumental de la saga cinematográfica de "Terminator" y es también otra versión más de una pesadilla recurrente desde el origen de la ciencia ficción. Es Frankenstein, la criatura -aquí máquina de carne- que se venga de su creador.

En esta nueva era tecnológica cada día más dominada por el avance de la inteligencia artificial, empieza a surgir la preocupación sobre si ya estaremos haciendo realidad el Apocalipsis desatado por Skynet. Elon Musk, el magnate tecnológico que está detrás de los coches eléctricos Tesla, ha creado con Peter Thiel, cofundador de PayPal, Open AI, una organización sin ánimo de lucro destinada a que el desarrollo de la inteligencia artificial no acabe volviéndose contra la sociedad. "A medida que nuestros algoritmos se hagan más sofisticados y nuestros entornos digitales crezcan, tendremos que pensar cómo asegurarnos de que las personas que entrenan a los sistemas de inteligencia artificial tengan una comprensión correcta de la ética, la responsabilidad y la culpabilidad", indica a la revista tecnológica "Recode" un portavoz de esta institución.

Esta organización -paradójicamente fundada por Musk, un multimillonario muy poco empático con sus congéneres- quiere acercar las máquinas a la inteligencia humana, que está adaptada a una gama amplia de tareas. Ponen como ejemplo Alpha Go, el desarrollo de Google que el año pasado derrotó al mejor jugador humanos en el juego de estrategia Go. Se consideró un gran hito en el desarrollo de la inteligencia artificial, "pero no fue una demostración de inteligencia general", dicen en Open AI. Nuevos sistemas inteligentes, pero "con corazón". Eso es lo que también buscan Reid Hoffman, fundador de Linkedin, y Pierre Omidyar, creador de eBay. Ambos han aportado 10 millones de dólares para el desarrollo de "sistemas éticos de inteligencia artificial". Los han ingresado en un fondo "de ética y gobernabilidad de la inteligencia artificial", que suma ya 27 millones de dólares y está nutriendo al Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y al Centro Berkman Klein para internet de Harvard. Millones para evitar que una tecnología que debería hacernos la vida más fácil acabe complicándola definitivamente.

Porque el problema está en que estos sistemas son "perfilados y categorizados por humanos, con todos sus prejuicios", advierte "Recode". O, como afirma Joi Ito, director del Media Lab del MIT: "Uno de los desafíos más críticos que tenemos delante es cómo asegurarnos de que las máquinas que entrenamos no perpetúen y amplifiquen los prejuicios humanos que resultan nocivos para nuestra sociedad".

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