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Juan José Millas

Tierra de nadie

Juan José Millás

Una noticia

Cuando las ratas huyen de sus agujeros, mal asunto. Una de las más famosas novelas de Camus, La peste, empieza de este modo. Alguien sale un día de su casa para dirigirse al trabajo, y tropieza en el portal con uno de estos roedores. Hay un pacto implícito entre las ratas y los hombres para que ninguna de las dos especies invada el territorio de la otra. Nosotros lo rompemos con más frecuencia que ellas, no para hacerlas desaparecer, lo que resulta poco menos que imposible, sino para que su población se mantenga estable y no necesite abandonar sus nichos en busca de alimento. De este modo, vamos tirando. Sería un escándalo de primera página que un lunes, cuando la gente comenzara su jornada, una familia de ratas atravesara la Gran Vía de cualquier ciudad. Y no solo por su significado real, sino, y sobre todo, por su sentido metafórico.

El caso es que hace poco unos transeúntes paseaban por una calle de Madrid a eso de la una y media de la madrugada, cuando algo del interior de un establecimiento les llamó la atención. El establecimiento era una panadería por cuyos expositores se paseaban tranquilamente un grupo de ratas. Los transeúntes las grabaron, denunciaron el caso y el asunto llegó a la prensa, ocupando más espacio en la cabeza de los lectores del que ocupaba en las páginas de los periódicos. Asociamos las ratas a la peste. Pero, más todavía que a esa enfermedad productora de mortandades de carácter histórico, a la pestilencia moral. Cuando las ratas ascienden, desde donde quiera que vivan, a la superficie, nadie duerme tranquilo. Representan algo que nos concierne, quizá algo que alude a nuestros orígenes más remotos: algo de lo que venimos huyendo desde el principio de los tiempos. Una rata en una panadería pone los pelos de punta al más templado. La policía investiga el caso.

Las ratas y los seres humanos solo conviven en los márgenes de la realidad. Allá donde la maquinaria social expulsa a quienes no se adaptan, allá las ratas se pasean por encima de los cuerpos de los niños dormidos. La mezcla de niños y ratas nos sobrecoge, por algo se trata de una mezcla frecuente en los relatos de terror. Pero lo que les hemos contado es una noticia.

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