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Toni Cabot

Querida Eszter:

Empiezo a escribir Eszter con la intención y el deseo de afinar para captar tu atención, con la esperanza de que reflexiones antes de que sea demasiado tarde. Mañana viernes, ese pajarraco que te tiene cautiva puede salir de nuevo a la calle tras pasar por el juzgado de Alicante que, probablemente, ajustándose a la ley, deberá abrirle, muy a nuestro pesar, la puerta de la jaula. Tengo entendido que ese es tu deseo, sin darte cuenta de que también puede ser tu condena.

Lo cierto es que nos tienes en vilo desde que supimos que te negaste a declarar en su contra, desde que comprobamos que ni siquiera permitiste que un médico observara tu magullado cuerpo para dar cuenta del parte de lesiones que te produjo esa violenta alimaña cuando salió a tu encuentro en el portal de tu casa. Cómo decirte, Eszter, que la bestia que te apaleó en tu domicilio de Sant Joan, que te golpeó como si fueras un saco de boxeo y que te arrastró por los pelos como una muñeca sin alma, tarde o temprano volverá a repetir la escena con la menor excusa. Cómo contarte que una cosa es querer y otra poseer, conceptos distintos que deberían conducirte hacia la reflexión antes de que el cafre te tenga de nuevo a su alcance. He vuelto a ver el vídeo que grabó la cámara que colocaron los vecinos en el hall de tu domicilio y que, casualmente, captó la brutal paliza. Y he vuelto a estremecerme. Terror da pensar cómo siguió la escena en el interior de la vivienda, cuando el salvaje se sintió protegido de miradas indiscretas entre las paredes de tu casa, ciego de ira ante un guiñapo incapaz de defenderse.

Cómo hacerte ver, querida Eszter, que de ahí solo se sale corriendo, poniendo tierra de por medio, distancia, mucha distancia porque al descerebrado no hay que ofrecerle ni un palmo. Cómo hacerte entender, Eszter, que de poco sirven las medidas de auxilio, el control policial, las campañas de concienciación o los teléfonos de apoyo si continuas sin aceptar que el patán al que vas a volver a recibir con los brazos abiertos, como si nada hubiera ocurrido, es tu peor enemigo, una fiera que devolverá con dentelladas el amor que le profesas. Cómo explicarte, Eszter, que tu vida corre peligro y que es probable que, más pronto que tarde, todos lo estaremos lamentando.

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