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José María de Loma

Cenas de empresa

La hostelería constata un aumento en el número de las reservas para las comidas y cenas de empresa. También un adelanto. Este año están siendo ya. No dejes para diciembre lo que puedas hacer en noviembre.

Comidas navideñas de empresa en estas fechas. De hecho, no es descartable que usted misma esté leyendo esta columna con algo de resaca, luego de unas copitas con el jefe regional de ventas y la directora de márketing ferolítico, tan seriotes siempre salvo cuando le da al gin tónic. Quién iba a decirnos que sabían contorsionarse así con lo estirados que son. Así de bien sobre todo cuando suena Camilo Sesto, que es muy de sonar en locales de cuarentones, a media tarde, cuando la competitividad laboral y las jerarquías se difuminan a golpe de chupito.

No se olvide de que cuando el director de recursos humanos pide al pincha que ponga algo de Rafaella Carrá es el momento de hacerse un selfie con él y esgrimirlo el lunes siguiente para pedir una mejora laboral. Desde la camaradería, obviamente, que para hacer bien el amor hay que venir al sur y lo importante es que lo hagas con quién quieras tú. Y eso sin olvidar que tenía una mujer, qué dolor, qué dolor, dentro de un armario.

Este año parece que hay más alegría, menos crisis, más ganas de rozarse. O incluso más paz laboral. Ya es Navidad. De hecho, en algunas ciudades de España encienden ya estos días el alumbrado. El otro día me preguntó el alfiler que cuál era el momento mejor para venir al centro de mi ciudad y ver el lucerío que han montado, pero le dije que no cabía. Tal vez decida irse entonces a la cena de empresa de los alfileres, que tienen la suerte de poder comer todo lo que quieran y no engordar. Aunque claro, para qué estar tan enjutos, si luego no caben en ningún sitio. En la cena de los alfileres hay posibilidad de que te claven.

Los restaurantes se frotan las manos estos días, cuando en realidad tendrían que estar empleándolas en pelar gambas, hacer canapés, enfriar el cava y preparar centros de mesa con floripondios y peladillas, que siempre dan mucho ambiente.

En los ágapes de Navidad se confraterniza y se comen volovanes, cosas ambas que alguna gente sólo hace en estas fechas del año. La empresa que come unida permanece unida, aunque más deseable es que permanezca abierta. Las de analgésicos y bicarbonato se van a forrar.

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