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Mariola Sabuco

¿Por qué cae mal Cristiano?

El jugador del Real Madrid se ha convertido nuevamente en objeto de chanzas y críticas desaforadas por volver a lucir unas gafas sin graduar, buscando, con toda probabilidad, ofrecer de sí mismo una imagen lo más intelectual posible. Hay que reconocer que pocos en este país cuidan su estilismo como lo hace Cristiano Ronaldo. También hay que admitir que pocos reciben tantos insultos y críticas como él. No lo entiendo. El exfutbolista David Beckham y el actor Johnny Depp también usan gafas sin graduación y ahí están los comentarios de lo interesantes que están ambos. Lo hace Ronaldo y se le considera un patán. ¿Qué pasa con Cristiano que parece aunar un odio planetario contra su persona? ¿Se personaliza en él como estrella indiscutible del Madrid los reproches más que razonables que se le podrían hacer al equipo merengue? Las monjas de clausura de Santa Faz se declararon hace unos años fans del jugador blanco y casi se monta la del Concilio de Trento. No se le puede negar que es un buen profesional, un hijo amantísimo de su madre que no olvida sus orígenes y ayuda a su familia con el lucrativo sueldo que cobra por sus goles y pases. Parece un más que preocupado padre y no se le conocen escándalos ni sexuales ni relacionados con el exceso de velocidad que tanto abundan entre los futbolistas. Debe pagar escrupulosamente sus impuestos en España porque Montoro no le ha sacado hasta ahora los colores como a otros profesionales ni tampoco le han sentado en banquillo alguno por contratos fraudulentos que tanto abundan en el mundo deportivo. Sin embargo, se le acosa sin descanso. El pasado domingo, sin ir más lejos, Koke, del Atlético de Madrid, le llamó en el campo de juego «maricón» y él le dio una respuesta que demuestra que luces no le faltan: «Maricón, sí, pero lleno de pasta, cabrón». Puede que se le odie porque lo tiene todo, está sano, es guapo, es querido por su familia, tiene sus fans y, sobre todo, gana mucho dinero que al fin y a la postre es lo que da libertad en este país y en cualquiera del orbe. Ronaldo puede hacer lo que quiera y a los demás solo nos queda criticarle para saciar la envidia que nos corroe ante una persona diferente que levanta pasiones hasta entre las monjas de clausura.

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