Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Francisco Esquivel

Tiene que llover

Francisco Esquivel

Las vueltas que da la vida

Con el régimen del Pardo en los estertores, mi amiga Pilar, que hacía pinitos en Radio Peninsular, me pidió que hablase con mi jefe para ver si podía venir al diario en el que yo era el último mono porque lo que le pedía el cuerpo a gritos era escribir. Transmití sus deseos y, cuando por toda respuesta esperaba que se me confiara la pena por la imposibilidad de poder acometer en momentos tan delicados -para eso siempre lo son- incremento alguno de gasto, aquel hombre, premio literario de postín, se esmeró bien: «Las mujeres, en la cocina». Pensando en que Pilar los tenía y los sigue teniendo cuadrados, salí rumiando ¿y ahora cómo le traslado yo esto?

Salvo honrosas excepciones en contados medios, el destino de la mujer que lograba meter la cabeza en una redacción por aquellas calendas era inevitablemente la sección de moda. En las cenitas que nos pegábamos de cuando en cuando, alguna que otra del grupo que observaba el fenómeno desde fuera no cesaba de insistir: «¿Y por qué no pueden hacer economía?». Aunque como es sabido la cosa aún se resiste cuando de alcanzar ciertas responsabilidades se trata, el panorama ha ido cambiando poco a poco y llegó un día en el que los cocineros más reconocidos empezaron a ser varones y en el que, entre las mejores firmas que se encuentran en cualquier cabecera, están las de ellas.

Pilar, Pilar del Río acaba de recibir el premio Luso-Español de Arte y Cultura por su dedicación al fomento de la lectura. En los 90, tras un encuentro multitudinario y sublime en el Aula propiciado por Carlos Mateo -quién si no- a través de la Obra Social que Dios tenga en su gloria aunque no haya conciencia de la dimensión de la pérdida, Saramago, Haro Tecglen, Concha Barral y Pilar debatieron en petit comité sobre el animal filosófico que es el hombre, la muerte, Jesucristo, las desigualdades, el retraso secular de la Iglesia, el cambio en el concepto de utopía y la necesidad de reactivar el espíritu crítico, pero nada de fregoteo ni de moda. Y mira que, sinceramente, me lo temía.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats