Cae la lluvia en esta tarde gris de otoño mientras oigo canciones de ese poeta y músico canadiense de voz grave y profunda que ha fallecido recientemente y que tiene temas que han conseguido emocionarme especialmente como So long Marianne o Closing time así como esa bellísima canción que es Hallelujah, quizá su tema más conocido, mientras recuerdo el día en que Cohen recogió en el año 2011 su Premio Príncipe de Asturias de las Letras y en cuyo discurso hizo referencia a la influencia española en su obra, centrada en García Lorca y en las enseñanzas de flamenco que le dio un joven guitarrista español, declarando que no sabía cómo dar las gracias por hacer algo que nadie controla y nadie conquista como es la poesía, bromeando al decir que si supiera de donde vienen las canciones, escribiría con mayor frecuencia, y sonrío pues siempre he tenido la sensación de que tras esa apariencia seria y ascética se escondía un hombre con un inteligente sentido del humor, creativo e ingenioso, y estoy de acuerdo en que las musas y la intuición son caprichosas y volubles, y hay que esperarlas con paciencia y atención esforzándose en la intención y en el proyecto hasta que las ves aparecer.

Y sigo oyendo a Cohen mientras leo que en octubre de este año había lanzado un nuevo disco que parecía simbolizar una serena despedida y que durante toda su carrera compaginó la música con la literatura que fue su gran pasión e imagino que para el artista canadiense fue un privilegio hacer precisamente aquello que le gustaba y que la energía y la inspiración serían extraordinarias al poder dedicarse a todo aquello que le encantaba, pues tener claro lo que deseamos y lo que nos hace vibrar es lo que nos permitirá encontrar el camino buscado y la realización personal.

Y cae la noche y sigue lloviendo con fuerza mientras evoco la imagen de ese gran hombre dotado de un poderoso talento y de una gran brillantez intelectual, mientras escucho su música y suena Dance me to end of love y recuerdo sus frases como esa de que la poesía llega de un lugar que nadie conquista y que me permito completar diciendo que fue conquistado en realidad ese lugar en ocasiones por algunos sobresalientes aventajados como ese excelente poeta y músico que fue Leonard Cohen.