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Marc Llorente

Apuntes afilados

Marc Llorente

Increíble, pero no es mentira

La nueva política de Ciudadanos apuntala a Rajoy y presume de 150 medidas que no van más allá del simple escaparate. Estas son algunas de las novedosas formas del grupo de Rivera, que no tardó demasiado en mostrar su auténtica cara. En asumir los viejos modos disfrazados con nuevo estilo. Iglesias, otro representante de la novedad paisajística, tiene errores y desmesuras, aunque sigue siendo aquel. Fiel a sus mangas de camisa y sin quitarse la coleta. Para bien o para mal se desmarca de los políticos de uso corriente y no deja de ser el chico ilustrado de la calle que da la lata. Los leones custodian el Congreso, y él ruge, enseña las uñas y araña. Al principio, Pablo y Albert, con todas sus diferencias o con determinadas coincidencias, se hicieron la foto como colegas de andar por casa. Los guantes de seda no podían durar mucho y aparecieron las tortas entre el Ibex 35 y el lobo del «sí se puede». Iglesias bebe la fórmula del doctor Jekyll y cobra vida míster Hyde para defender postulados y arrear al contrincante. Saca los pies del tiesto fácilmente y realiza el doble salto mortal en las alturas. Podría interpretar su alternativo papel de otra manera. Como Alberto Garzón. Sin necesidad de convertir el hemiciclo en una carpa circense que nutre a los adversarios y le aleja de esa transversalidad necesaria, capaz de conquistar a más electores. La «nueva política» ha ido perdiendo burbujas en el camino, a lo largo de un año con Rajoy en funciones y una población con disfunciones. Mariano reverdece los laureles. Y busca la redención sin apearse del Gobierno. Increíble, pero no es mentira. Ofrece diálogo al PSOE de la gris gestora, a la vez que amenaza con nuevas elecciones si no le ponen la alfombra. Albert cumple su misión posible, echar zancadillas a cualquier cambio real, y ya luce canas en la azotea. Tras su pacto con los populares, el futuro imperfecto no importa. Ha hecho lo que pensaba hacer y nunca se atrevió a admitir. Ser el perrito de compañía de Rajoy. Y basta. Los de Iglesias seguirán en el punto de mira de los tiradores profesionales, y el hambre de cambio, trasparencia y regeneración lo alimentará el Ejecutivo de Rajoy, campeón del Estado de Bienestar y del buen empleo.

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