En plenos calores de julio, el Consell de la Generalitat tuvo a bien celebrar un retiro en Torrevieja bajo la denominación de «Retiro d´Estiu» a fin de generar -decían- iniciativas para el nuevo curso político. Una de ellas fue la activación de un Plan de Cooperación Local que, según se anunció a bombo y platillo y consta copiosamente en la hemeroteca tendría una dotación de 80 millones de euros de los que el 5% lo abonarían las diputaciones.

El fondo, inicialmente, se dividía en tres partes, según anunció Ximo Puig. Una con aportación de Consell y diputaciones. Otra, con fondos europeos para los ayuntamientos de menos de 20.00 habitantes y, una tercera, con avales de la IVF a los ayuntamientos que pretendan hacer inversiones en sus municipios.

De lo dicho, se deducen tres cosas. Una, que la parte en la que Puig sugería la aportación de Consell y diputaciones iría destinada a municipios de más de 20.000 habitantes. Otra, que los de menos de 20.000 tendrían que solicitar fondos europeos para sus proyectos y esperar a que se los concediesen. Y, finalmente, que el plan se cerraba con un endeudamiento de los ayuntamientos avalados por la IVF para invertir en sus municipios.

Pero el plan tenía lagunas. Primero, Puig reconoció que no había consensuado el tema con las diputaciones (yo invito y tú pagas) y, fundamentalmente, que hacía pensar que la cantidad de la parte que correspondiera a Consell y diputaciones, si finalmente había acuerdo, no iría destinada a los pequeños municipios que, mire usted por dónde, son el principal objetivo y razón de ser de las diputaciones.

Como la memoria es breve y el tiempo pasa volando, Puig ha vuelto a lanzar el tema. Pero como al parecer, tal como se dice en el anuncio de una conocida marca de jamones «lo que hoy es negro mañana puede ser rosa con brillantitos» los números fueron bailando. Y el pasado 18 de septiembre, algunos medios dieron por cierto que el Consell crearía ese fondo aunque -eso sí- dotado ahora con 70 millones de euros citando fuentes del propio Consell. Diez menos que los anunciados en Torrevieja.

Sin embargo, el último y posterior anuncio ya limita la cantidad a 40 millones y parece que de ahí ya no nos bajamos aunque no recomendaría yo poner la mano en el fuego. Eso sí, 40 millones fuera de los presupuestos de 2017 y con aportación de las diputaciones.

Se da la paradoja de que la cantidad que aporte la Diputación de Alicante, por ejemplo, tendrá el destino que se le quiera dar desde un despacho de Valencia. Y quien puede beneficiarse de él ya no son exclusivamente los municipios alicantinos, sino que en Valencia se decidirá a qué parte de la Comunitat van dirigidos. Pagar y llorar, vamos.

¿Y por qué las diputaciones tienen que poner dinero de sus arcas para que la FVMP protagonice la película?, pues muy sencillo, porque mientras dos de las tres diputaciones están gobernadas por el PP, la FVMP está dirigida por el PSOE. Como ven, nada de sectarismos.

Yo, sinceramente, creo que ya es hora de que el Consell asuma sus responsabilidades económicas en consonancia con sus iniciativas y que deje de invitar pagando otro.

Responsabilidades como abonar a la Diputación de Alicante los 70 millones de euros para compensar aquellos servicios que presta la Diputación sobre materias que son competencia exclusiva del gobierno valenciano. Me refiero a la teleasistencia domiciliaria, el Hogar provincial, el centro de salud mental Doctor Esquerdo y el Instituto Pedro Herrero. De este tema, nada hemos oído decir a Puig.

En esta Comunidad estamos llegando a la paradoja de que el Consell reclama dinero a Madrid por sentirse infrafinanciado y, a la vez, toma el dinero de las diputaciones para gestionar sus proyectos. Es decir, que ni deja gestionar a unas, ni deja de quejarse al otro.

Y creo que de lo que no se han dado cuenta es que su problema no es querer ponerse la medalla a cada segundo, sino que como institución ha dado prioridad a lo accesorio por delante de lo importante. Y esta circunstancia le ha distanciado a años luz de las personas que siempre deben ser protagonistas y objetivos de las políticas de las instituciones.

Anuncian cosas que no tienen el más mínimo sentido. Deshilvanadas. Porque no tienen un proyecto de Comunidad, sino tres. Conforman un gobierno de compartimentos estancos en que nadie osa discutir nada al de al lado porque cada cual guarda su parcelita. Y, eso, los ciudadanos lo ven.

Educación concertada, Xarxa Llibres, dependencia, agua, infraestructuras, obligatoriedad del valenciano, desprecio a la provincia de Alicante, cambios de comarca de municipios. Es que no dan una ni equivocándose.

Seguro que en unos meses lo solucionan con un «Retiro d´Hivern» del que salen anunciado otras 49 medidas pero no un modelo de Comunidad. Todo fachada, porque al final, la realidad es que en año y medio no han hecho absolutamente nada más que enfrentar, imponer y anunciar. Pero la realidad es tan terca que siempre, mire usted por dónde, acaba quitándoles la razón.