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Tomás Mayoral

El petardo y el «big bang»

Dice Ximo Puig que el PSOE necesitaba un «big bang» y lo primero que se me viene a la cabeza es que nuestro president ve mucho «Cosmos» cuando debería afanarse más con las series de su gremio: «Borgen», «House of cards» o «Boss». Le supongo ducho en «El ala oeste» y por eso no la incluyo.

Tal vez con esa ilustración seriéfila en lo mejor que ha dado la política-ficción de los últimos años, no hubiera tenido el valor de comparar lo que ha pasado esta semana en el PSOE con un «big bang». Porque el parangón equivale a tener fe ciega en el parecido entre un huevo y una castaña.

Siendo magnánimos, la astracanada de Ferraz del sábado, que completó el sainete programado para el miércoles, llegó, como mucho, a petardada discreta, con mucho ruido broncoso y pocas nueces. Puedo estar de acuerdo con el president en que el partido implosionó sus 140 años de historia en el mínimo espacio de unas horas, lo que puede desencadenar, ya se sabe lo que tiene tanto constreñir, una deflagración que le lleve a los límites cósmicos del extraparlamentarismo. El «big bang», al que alude con ese optimismo sideral tan suyo, nunca llegó. Solo se hubiera producido si en el PSOE hubieran dejado realmente de mandar los mismos, los de siempre, y en vez del guapi-soso que eligió la militancia como secretario general, hubieran intentado promover a algún feo-listo/fea-lista (así mi Susi tiene chance). Pero en aquel trance nadie con fuste dio un paso al frente y Sánchez se alzó con el triunfo. Ese día Laurence J. Peter, el del conocido principio, debió sonreír desde su tumba pensando que otra vez iban a tener que darle la razón. Lo demás es historia, chusca, pero historia. Los partidos que no la conocen también están condenados a repetirla. Y por lo visto ya habían olvidado que Zapatero existió y «andó» o anduvo (aún no está muy claro lo que hizo) por estos mundos de Yupi.

No, president. No hubo «big-bang». Que usted se dé un aire, vago pero real, al Hawking joven, según vimos en «La teoría del todo» no le faculta para semejante «boutade». No puede haberlo si esta mascletà infantil tiene lugar después de que el «ome» sevillano abra la boca en la SER, ¡desde Chile! , y salgan raudos los camiones de las tropas progresistas a tomar Ferraz como si hubieran oído «Grándola Vila Morena». Hágame caso. Deje ya a Niel de Grasse Tyson, que es majo pero no es Cal Sagan, y métase con «Ray Donovan». Políticamente es inane, pero el protagonista se pasa la serie intentando matar al padre. Y perdón por el «spoiler».

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