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Antonio Sempere

como siempre debió ser

Con la incorporación del coloquio de Historia de nuestra cine a partir de la semana que viene, de 9 a 10 de la noche, los espectadores fieles de La 2 reconquistamos una franja horaria que nunca debimos perder. Ahora no hay excusas. Ya tenemos nuestros programas de cabecera en un horario digno. Ya tenemos la mejor producción propia de la cadena alejada del ostracismo. Los lunes, Imprescindibles; los martes, La mitad invisible y Página 2; los miércoles Atención obras; los jueves Días de cine y los viernes, el coloquio de Historia de nuestro cine. Como siempre debió ser.

Ahora bien, el que los productos que estimulan las neuronas y serenan el espíritu se sirvan en bandeja no significa que el público se lance a ellos en tropel. La gente, por desgracia, no está para sutilezas. Eso que llamamos público gusta de lo banal y lo facilón, de todo lo que no requiera de ningún esfuerzo intelectual.

Tres semanas después de arrancar esta loable iniciativa, los datos de audiencia se empeñan en mostrar la evidencia: los espectadores no están para sutilezas, y la denominada «franja cultural» no pasa del 1% de la audiencia. Eso en el mejor de los casos, puesto que varios de los programas citados distan de tocar ese techo. Esto significa que ninguno de los títulos citados logra rozar, ni de lejos, la audiencia que promedia la cadena, un 2'5%.

Los datos no deberían desanimar a los programadores, sino todo lo contrario. Hay que ser realistas. Si los fieles de Página 2 o Días de cine somos, en el mejor de los casos, 100.000, y no hay más, asumámoslo. No hay nada de malo en ello. Pensemos que de no ser por la televisión pública no existirían estos oasis. Y que es por la existencia de ellos por los que TVE justifica su existencia.

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