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Antonio Sempere

Músicas de cabecera

Los de Cachitos iniciaron temporada en código ternura. Repasando la banda sonora de nuestra infancia por vía de las sintonías de cabecera de multitud de programas de televisión. Ahí es nada, concentrarlos en menos de una hora. La idea habría dado para varias entregas. Una para repasar, cómo no, los programas infantiles. Pero también los dramáticos, las series de ficción, los concursos, los informativos, y hasta los magacines. Menuda serie nostálgica podría haber salido de ahí. Máxime teniendo en cuenta que el programa se repite en bucle durante semanas por falta de nuevas entregas.

De acuerdo que todo tiene que ir rápido. Por eso se llama Cachitos. Pero en esta edición apetecía que las sintonías, generalmente tan cortas, se escuchasen completas. Salieron muchas joyas. Por supuesto que sí. No faltó Carmelo Bernaola, capaz de lo más popular, Verano azul, y lo más sofisticado, La clave. Estuvo Antón García Abril, el autor de la sintonía más representativa de la historia televisiva, El hombre y la tierra, que más tarde lo bordó en varias series televisivas. Con la de Anillos de oro, adaptada a órgano, se casaron muchas parejas en su vida real. El programa se comió otras como la de Segunda enseñanza. Hubiesen hecho falta varias entregas temáticas, como apuntábamos, para haber acogido un catálogo como la ocasión merecía.

Fue pertinente recuperar algunas sintonías de informativos. Para mí, las de Beltrán Moner siguen siendo las mejores. No sacaron las imágenes de Paco Vegara bailando encima de la mesa del Telediario la de hace dos décadas en un programa de humor. Es una de las joyas ocultas de la casa.

Recuperaron a Alfonso Santisteban y a Augusto Algueró, pero los de Cachitos introdujeron la sintonía del Un, dos, tres de Adolfo Waitzman como una más, cuando debía haber sido destacada como icónica y especial. En fin, que la idea daba para mucho más.

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