Nueva York, a partir de los años cincuenta, se convirtió en uno de los centros culturales más importantes del mundo, como en otros momentos lo fueron París, Berlín, y en la actualidad también lo es Londres. Pero así como París o Berlín han perdido cierta capacidad de proyección, Nueva York se mantiene como centro a conquistar por todo el que tenga algo que decir. No podemos olvidar el hito de la visita de Joseph Beuys que se negó a pisar los EE UU, fue conducido desde el avión sin tocar suelo americano hasta la galería donde hizo la performance con el coyote, el mayor representante americano, en la idea que Beuys tenía de la ecología, de la existencia, la protección de la naturaleza y el diálogo con el animal. Por supuesto Warhol le hizo una famosa serigrafía, hoy en el museo de Mönchengladbach.
Este diario se ha hecho eco de las exposiciones recientes que artistas de Alicante están protagonizando en esta ciudad: Susana Guerrero, a la que deseamos los mayores éxitos en su primera exposición en una galería en Nueva York. O la nueva instalación de Isidro Blasco, que desde hace más de 30 años, casado con una estadounidense, vive el mundo artístico de esa ciudad. Exposiciones que coinciden, en estos momentos, con la periódica presencia, desde hace ya varios años, del artista alcoyano Xavi Carbonell, en una galería de arte de Nueva York.
Esta persistencia de artistas españoles, no solo alicantinos también del ámbito nacional, en la ciudad de Nueva York es ya una realidad que fundamentalmente tiene que ver con la precariedad de la gestión y del mercado artístico que predomina en nuestro país. Las propuestas de muchos de estos artistas están fuera del circuito convencional, por novedosas o por inscritas en la tradición. Paradójicamente nuestra cultura es incapaz de leer esta diversidad, esta competencia entre innovación y tradición, cuando estamos en un momento en el que la convivencia de diferentes tendencias y registros es el valor más significativo de la cultura contemporánea. Sin embargo una capital del arte como NY mantiene con viveza tanto el cultivo de la pintura como el de la instalación. La pintura estigmatizada en España desde los principios del XXI está tomando otra vez, como es lógico, el camino de ser una de las representaciones plásticas más antiguas y más nuevas al mismo tiempo. Pero aunque la instalación sigue ahí, no hemos creado el contexto crítico para que adquiera fuerza como expresión contemporánea en nuestro país.
Nos felicitamos como es lógico por la voluntad y el esfuerzo que estos artistas realizan buscando nuevos mercados a su obra, esfuerzo que no todo el mundo puede hacer. Por lo que como una petición colectiva animaría a las instituciones a crear becas para que los artistas alicantinos pudieran llegar a estos centros culturales del mundo y traerlos de vuelta para que su experiencia revierta en nuestra cultura.
