El gobierno municipal del tripartito en Alicante, a través de su segundo teniente de alcalde y concejal de Coordinación de Áreas y Proyectos, Natxo Bellido, puso en marcha en mayo los trabajos iniciales para elaborar el llamado «Plan de ciudad» 2016-2024, un estudio que pretende elaborar una estrategia de desarrollo urbano de la ciudad para los próximos años de manera participativa. El arranque de este ambicioso proyecto cosechó las habituales disensiones públicas que los tres socios del tripartito vienen demostrándose desde el inicio de su mandato, al no contar con la asistencia y participación ni del alcalde ni de ningún otro concejal del grupo socialista, como bien recogieron los medios de comunicación en su momento y como se explica en la información del acto registrada en la web del Ayuntamiento. Mal empieza una iniciativa tan importante que pretende reflexionar sobre el modelo de ciudad para los próximos ocho años cuando ni siquiera su alcalde participa en su presentación y tampoco lo hacen ninguno de los concejales del principal partido del tripartito.

El anterior gobierno municipal del PP llevó también a cabo otro ambicioso estudio, promovido por la consultora Deloitte, bajo el pomposo nombre de «Impulsa Alicante. Plan de competitividad urbana», en el que participaron colectivos, asociaciones, organizaciones y partidos de la ciudad a los que ahora se vuelve a llamar a participar en el nuevo estudio que se promueve. Mientras la ciudad avanza abandonada a su suerte, sin que se fuera capaz de aprobar la revisión del anquilosado Plan General de Ordenación Urbana de 1987 durante los pasados mandatos del PP, tras 17 años estériles de trabajos y gastos, cada gobierno municipal se embarca en planes y estudios para definir el modelo de ciudad con un recorrido muy reducido porque al llegar cada nuevo equipo de gobierno quiere dejar su impronta haciendo el suyo propio para un horizonte temporal que supera su mandato, de manera que el nuevo que llegue quiera elaborar el suyo, abandonando así el anterior. Y así van pasando los años en Alicante.

Los trabajos del nuevo «Plan de ciudad» en el que trabaja el tripartito fueron presentados al Consejo Social de Alicante en el pasado mes de junio, mediante un documento de 29 páginas que parecía hecho con prisas, escasamente ambicioso y de muy bajo perfil, presentando llamativas deficiencias técnicas y contradicciones en los datos que se proporcionaban. Como ejemplo, basta con ver los retos que el estudio se plantea para los próximos ocho años, que apenas ocupan una veintena de líneas en seis apartados, y que siendo piadosos podemos calificar de absolutamente insuficientes. Así, en el apartado de Bienestar Social, el estudio se propone como retos para el período 2016-2024 «la disminución de los niveles de pobreza y exclusión social. Desarrollo de acciones integradas en barrios desfavorecidos y con colectivos en situación de riesgo social». Si este es el horizonte de trabajo de este Gobierno municipal hasta el año 2024 en materia de servicios sociales para una ciudad como Alicante, apañados vamos.

Sin embargo, mientras la ciudad, la provincia y la Comunidad acumulan una buena colección de estudios estratégicos que en muchos casos duermen en los cajones, Alicante y sus gentes viven el día a día dando respuesta a sus necesidades y tratando de superar las carencias y limitaciones existentes, algunas de ellas tan básicas que producen sonrojo. Hasta el punto que Alicante parece una ciudad a medias, inacabada, donde se acumulan infraestructuras, equipamientos y edificios sin terminar, de tal manera que emprender como un gran proyecto la finalización y puesta en marcha operativa de toda esta colección de obras inconclusas se presenta como algo más que una urgencia.

Haciendo un inventario rápido, Alicante tiene sin acabar o a medio terminar un túnel del tranvía bajo la Serra Grossa, la rehabilitación y equipamiento de Casa Mediterráneo en la antigua estación de Benalúa, la Vía Parque con el único tramo inacabado, el cuartel de la Policía Municipal en Playa de San Juan, un Observatorio Medioambiental que antes de su finalización ya ha sido pasto de los vándalos, las obras del soterramiento y una estación intermodal, la Casa de la Festa, el Plan de actuación sobre el barrio de la Sangueta, el Plan Racha, el hotel de la Albufereta que parece nuestro particular «Algarrobico», así como la antigua residencia de la tercera edad junto a la Lonja, reformada con dinero del Plan E del Gobierno de Zapatero y cerrada a cal y canto, sin olvidarnos de la revisión del PGOU en la que se llevan empleados dieciocho años, por poner algunos ejemplos.

Emprender la finalización y el uso para los ciudadanos de tanta obra inacabada sería, además de un acto de responsabilidad política, una aportación histórica para la mejora de la vida en Alicante.

@carlosgomezgil