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F. J. Bernabé

El telepolítico

Resulta como mínimo curiosa y hasta llamativa la respuesta que dio el pasado jueves el coordinador provincial de Ciudadanos, Emigdio Tormo, ante la polémica suscitada por la decisión del concejal de su partido en el Ayuntamiento de Orihuela, Juan Ignacio López-Bas, de mantener su acta y su sueldo pese a su decisión de irse a vivir a Barcelona por motivos familiares. Tormo afirmó que le parecía bien, que López-Bas había asegurado que «pasaría tres días por semana en Orihuela» y que había afirmado que «su labor no se vería afectada». Un mal ejemplo es el que nos está dando Albert Rivera si es ésta la regeneración política que prometió a los españoles, y un buen ejemplo, no obstante, de por qué la clase política de este país está tan denostada. Por mucho que nos quieran vender que en el siglo XXI y en plena era de la tecnología pueda hacer bien su trabajo desde la Ciudad Condal, un concejal tiene que pasear por las calles de su pueblo, hablar con la gente y conocer de primera mano sus problemas y preocupaciones. No se puede comparar con el teletrabajo. Todavía no se puede telepasear por Orihuela desde casi 600 kilómetros, ni telecharlar con los oriolanos en una plaza o cafetería para conocer sus inquietudes. Pero claro, por mucho que la señora de uno sea una excelente ejecutiva para más de una empresa del ramo de la alimentación, debe ser costoso desprenderse de unos ingresos anuales de 17.500 euros más comisiones e indemnizaciones con los que el alcalde de Orihuela da cariño al exconcejal de CLr-Claro el pasado mandato y ahora en las filas de C's, y que le sirvió a Bascuñana para que, primero, le aprobaran su sueldo de regidor y, después, firmar un pacto de gobierno por el que el PP, que está en minoría, saca adelante las votaciones importantes. Las buenas relaciones llegan incluso a que, por su capacidad de discurso, López-Bas haya defendido al PP mejor que ellos mismos. Pero en fin, por muchas posibilidades que ofrezca hoy en día internet y por muy rápido que sea el tren o el avión, la decisión de mantener el puesto de concejal de una ciudad viviendo tan lejos resulta vergonzante. Quizás el señor López-Bas debería plantearse dejar paso a otro compañero de partido que sí pueda estar a pie de calle en el día a día de Orihuela, en lugar de inventar el telepolítico.

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