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Opinión

¿Cuál es el plan, señor presidente?

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, hizo ayer un minucioso recorrido por la situación de las cuentas públicas autonómicas y detalló los esfuerzos que está haciendo el actual Consell por atender el drama social por el que atraviesan muchas familias de esta comunidad tras explotar la burbuja inmobiliaria. Tanto entró al detalle para explicar con qué números se encontró hace poco más de un año cuando tomó las riendas de la Generalitat que incluso se perdió en un mar de cifras y olvidó hacer una valoración política de la herencia recibida.

El retrato que pintó, como no podía ser de otra manera, fue en negro, ya que una deuda de 40.000 millones de euros no deja espacio para otra interpretación. «No hay dinero», llegó a decir textualmente en un momento de su discurso con motivo del debate del estado de la Comunidad, para añadir a continuación que «no es soportable la discriminación» en la financiación que padece esta autonomía. Nadie, ni siquiera la síndica portavoz del PP, Isabel Bonig, que salió airosa de una jornada en la que parecía que era el muerto en el entierro por la no dimisión de Rita Barberá, le discutió esta última manifestación.

Pero con hacer un esbozo de forma más o menos realista del drama por el que atravesamos y que padecen la inmensa mayoría de los ciudadanos de esta Comunidad no basta. Está bien que nos saquen las cuentas, que nos recuerden en qué situación se llegó al gobierno de la Generalitat, que se resalten los esfuerzos de un Consell para repartir las miserias de unas cuentas que apenas llegan para pagar lo que debemos y que no dejan margen para poner en marcha de forma eficiente y rápida las políticas que necesitaría esta autonomía a todos los niveles para remontar el vuelo.

Sin ir un paso más allá, lo único que se le ofrece al ciudadano es la radiografía de una quiebra de la que tardaremos años en salir y que condicionará nuestra vida y la gestión de la Generalitat durante bastantes años ¿Cuál es el plan, señor presidente? ¿Nos limitamos a seguir chupando de la teta del FLA para pagar y pagar y sólo pagar nuestra deuda? Ayer Puig, casi año y medio al frente de la Generalitat, perdió una buena oportunidad para explicarnos su hoja de ruta, su plan para que esta Comunidad recupere la capacidad de acción del gobierno autonómico, y nos fio el futuro a ese consenso histórico conseguido para reclamar una nueva financiación autonómica. Cuántos años llevamos exigiendo, ahora el PSOE, ahora el PP, ahora ... esa revisión del reparto entre autonomías sin conseguir que ni socialistas cuando estaban en el gobierno de la nación ni populares después nos hicieran el más mínimo caso. Con qué fuerza contamos para hacer cambiar de opinión al resto de comunidades autónomas y al inquilino de la Moncloa. La calle, los ciudadanos, ¿están lo suficientemente concienciados como para respaldar allí donde fuera preciso al Consell en su reivindicación de equidad en el reparto de los fondos públicos entre autonomías?

No hay una estrategia para abrir una puerta que se nos ha mantenido cerrada durante 20 años y, sin un plan que involucre a todos los sectores sociales, sin un calendario en el que señalar los hitos de una reivindicación justa, estaremos condenados al lloro y el pataleo. El debate del estado de la Comunidad era un buen momento para poner algunos puntos sobre las íes, para apuntar con el dedo a Madrid y decirles lo que estamos dispuestos a hacer para salir del impasse en el que llevamos dos décadas. Puig señaló los síntomas, diagnosticó la enfermedad pero no recetó el tratamiento y el enfermo sigue ahí, convaleciente y sin que a nadie parezca preocuparle su evolución. Nos tienen con respiración asistida y nos medican para que no nos muramos, no para que podamos vivir con dignidad.

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