Durante estos días que ha ocurrido el sismo me encontraba trabajando en Italia con temas de dinámica de estructuras y sismos, aunque lejos de la zona cero del terremoto. He podido vivir la intensidad de las noticias en toda la prensa italiana y el sentir de todos. La destrucción que ha generado este sismo no es sólo material, sino que queda una importante conciencia social y temor en todos los que saben que es posible que pueda ocurrir en su entorno, pues gran parte de la península itálica posee riesgos sísmicos o vulcanológicos. Tras convivir con italianos en el sismo de la Emilia Romana del 2012 pude comprobar como las personas que han vivido un desastre como este, a pesar de estar preparados y haberlo vivido en las noticias próximas, cuando les ocurre les queda marcada a fuego una sensación de temor en la que no solo deben intervenir ingenieros y sismólogos en su valoración sino que también sicólogos con visitas periódicas a la zona cero durante meses tras el sismo.

Tras este sentir, me he planteado si en mi provincia y en la ciudad de Alicante sería posible que ocurriese algo de magnitud e intensidad similar a lo que ha ocurrido en Amatrice. Las declaraciones de Don Carlos González, técnico del Instituto Geográfico Nacional en las que afirma que «es posible pero complicado y poco probable, especialmente en las dos mesetas y el centro de la Península Ibérica», nos dan una clara idea de ello, puesto hace referencia exclusivamente al centro de la península.

Cuando explico a mis alumnos de Ingeniería Sismoresistente en Ingeniería de Caminos la zonificación sísmica de España para calcular las estructuras frente al terremoto, Alicante y Murcia están entre los lugares de España con mayores aceleraciones de cálculo, junto con Granada. A pesar de ello, en Alicante no tenemos conciencia social de que estamos en una zona con riesgo sísmico debido a que los sismos ocurren muy espaciados en el tiempo. El sismo ocurrido en la ciudad de Amatrice tiene una magnitud de 6.2 en la escala Richter, muy superficial con un epicentro a unos 4 km de la superficie y una duración de 300 s (15 s duró el de Lorca), este último dato lo ha hecho especialmente destructivo, así como el tipo de construcciones a las que les afecta. .Dada esta magnitud, la energía liberada por este terremoto sería equivalente a la bomba lazada en Hiroshima en la segunda Guerra Mundial.

Italia posee la mejor normativa sismorresistente de Europa, aunque también posee un muy rico patrimonio histórico con construcciones de mampostería y no resistentes a estas fuerzas (al igual que España), además de la propia idiosincrasia del país en el que en algunas ocasiones las cosas no se hacen como se debería (al igual que se ha hecho durante muchos años en España, aunque desde hace unas pocas décadas no ocurre esto).

Para analizar la equivalencia entre el sismo italiano y las indicaciones de la normativa actual que utilizamos para calcular edificios, puentes y otras estructuras en España, el sismo de Italia sería equivalente a una aceleración sísmica de cálculo de 1.72 m/s2. Para el caso de Alicante ciudad lo previsto por la normativa es de entre 1.14 y 2.09 m/s2, dependiendo del tipo de suelo sobre el que se asiente la construcción (roca o suelos muy blandos). En el sur de la provincia muchas localidades (Bigastro, Cox, San Fulgencio, ?) tendrían aceleraciones de cálculo de entre 1,92 y 2,32 m/s2, es decir, superiores al del terremoto italiano. Luego, con los valores previstos sí podrían presentarse en la provincia de Alicante sismos similares o algo superiores a los del terremoto ocurrido en Amatrice.

Para definir el nivel de daño del terremoto hablaríamos en términos de intensidad (Escala Macrosísmica Europea), estos valores estarían muy relacionados con el tipo de construcción que hay en la zona donde ocurre el terremoto (hormigón, acero, fábrica de ladrillo y muros de carga). Construcciones realizadas al amparo de la normativa actualmente vigente no deberían de sufrir daños frente a un terremoto de características similares a las del terremoto italiano. En España la primera norma de construcción sismorresistente de obligado cumplimiento en el año 1968, actualizada 1974, en el 1994 se presentó otra de mayor amplitud, siendo la actualmente vigente del año 2002 para edificaciones y del 2007 para puentes. La aplicación de estas últimas normativas da una especial tranquilidad con referencia a la seguridad de las estructuras y construcciones.

Luego como conclusión, si es posible que en la provincia de Alicante se produzca un terremoto como el italiano y las construcciones realizadas al amparo de la normativa actual deberían resistirlo con seguridad. Otra cosa a son las construcciones realizadas con anterioridad a los años 90 del siglo XX donde, a pesar de existir normativa sismorresistente, la aplicación de estas consideraciones no era tan exigente como en la actualidad. Estructuras del patrimonio histórico, de mampostería o ladrillo, no lo resistirían, con seguridad.