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Desde mi terraza

Luis De Castro

El castillo y el teatro

En mi último artículo hablaba yo del IVA cultural, atribuyendo al programa de Ciudadanos su intención de dejarlo en un 18%; me equivoqué puesto que el Sr. Rivera aspira a dejar el citado IVA en un 10% ; si tenemos en cuenta que hace unos años pasamos del 8 al 21%, por obra y gracia del ministro Montoro, de materializarse el pacto PP-Ciudadanos saldremos ganando, al menos en este aspecto. Hecha la rectificación, gracias al toque de atención de mi buen amigo Jesús Cimarro, productor teatral y director del Festival de Mérida, vuelvo a mis reflexiones «desde mi terraza». Y como ya tenía ganas de hablar de teatro, les confieso mi cansancio por no hacer nada (era de esperar) y les anticipo y recomiendo la obra con la que el Teatro Principal abrirá oficialmente su temporada invernal. Lluvia constante, texto del norteamericano Keith Hoff, es, en su versión española, una grandísima lección de interpretación de los actores Roberto Álamo y Sergio Peris-Mencheta; obra estrenada en Nueva York hace diez años por dos estrellas del cine como Hugh Jackman y Daniel Craig, que no creo superaran la interpretación de los actores españoles, que -insisto- realizan un trabajo memorable. Así que no dejen pasar este auténtico banquete interpretativo que es la puerta que abrirá la nueva temporada que ya espero con impaciencia, en la seguridad de que Paco Sanguino, flamante nuevo director desde hace un año, la estará peleando para conseguir el máximo de ese mínimo presupuesto con que cuenta, para conseguir el equilibrio que persiguió la anterior temporada, no es fácil contentar a tirios y troyanos manteniendo calidad e interés, ambos siempre exigibles a un teatro público. En mi memoria todavía perduran tres espectáculos: Cuando deje de llover, El Rey y la insuperable interpretación del gran Héctor Alterio en El Padre. Ese disfrute estético no me lo quita nadie.

Pero como aperitivo se anuncia para este final de agosto la recuperación de un recinto emblemático como es el Castillo de Santa Bárbara para el teatro; con la denominación de Primer Festival de Teatro Clásico, se presentarán tres espectáculos para mí desconocidos, que supongo tendrán la dignidad mínima exigible. Y, como siempre, se adivinan las buenas intenciones y la escasez presupuestaria; de cualquier forma lo de «Primer Festival» hace intuir que nace con voluntad de futuro, y eso hay que celebrarlo y desear que tenga la continuidad que nunca se ha conseguido en esa ciudad.

Es un recinto con poca capacidad puesto que admite unos 600 espectadores, tiene el riesgo de las veleidades atmosféricas de final del verano y exige cierto esfuerzo para acceder al recinto; pero si el resultado artístico es satisfactorio compensará de cualquiera de los posibles contratiempos citados. Personalmente hubiera preferido que se arrancase con tres espectáculos de gran tirón sin prescindir de la calidad, que este año los hay en gira por toda España, pero ya sabemos que la caja de la Concejalía de Cultura anda bastante depauperada; el concejal Daniel Simón debería empezar a asumir como suyo lo de «inversión» en lugar de «gasto», y un buen festival necesita, además de imaginación, información y criterio, algo tan imprescindible como el dinero, debiendo aplicar, además, precios políticos en las entradas.

Es innegable que los tristemente desaparecidos festivales del Paseo del Puerto y de Lucéntum contaron con las premisas citadas y de ahí su apabullante éxito de público. Y el castillo es, sin duda, un espacio que puede resultar mágico si se aúnan una serie de circunstancias como las citadas; cualquier aficionado de cierta edad recordará representaciones memorables como La Vida del Rey Eduardo II de Inglaterra, de Cristopher Marlowe, en una extraordinaria versión firmada nada menos que por Carlos Barral y Jaime Gil de Biedma; en aquella ocasión todo acompañó, hasta la luna llena que inundó el recinto circular ideado por Fabià Puigcerver para un reparto espectacular, en las dos representaciones alicantinas fue Antonio Banderas quien interpretó al valido y enamorado del rey, el gran Alfredo Alcón; y la conjunción de tantos elementos hizo afirmar al director Lluis Pasqual que las representaciones alicantinas fueron las más bellas de cuantas se habían realizado en la gira española. Desde principios de los años 70 el castillo de Santa Bárbara fue testigo y anfitrión de muchos y variados espectáculos que siguen en la memoria del aficionado. Es por eso que deseamos a este humilde arranque su consolidación para que se convierta en un festival de verano de referencia. Larga vida al Festival de Teatro Clásico.

La Perla. ...«La soledad no consiste en estar solo, sino en estar vacío». (Séneca)

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