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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

Otra burbuja

Por si teníamos poco con el «todos y todas», «compañeros y compañeras», «ciudadanos y ciudadanas» de los políticos de la nueva hornada, la lengua hablada en español vuelve a ser maltratada, en este caso por el gremio de los narradores deportivos, empleando todo tipo de argucias e incorrecciones. Una de las cuales, no la peor, es la de convertir en diminutivo, sin venir a cuento, cualquier término que se les cruce en el camino. La prueba comenzará enseguidita, se nota que está agustito, le adelanta en unos segunditos. O el socorrido el calorcito de Copacabana. Y así todo. No se vayan, ahora misma vamos con más cositas.

El despropósito sube enteros cada vez que el comentarista, en lugar de hablar del tiempo, de todos los tiempos, el meteorológico y el que marcaban los cronómetros, aplica su regla de tres a cualquier territorio, nombres, descripciones, estados de ánimo o disciplinas. ¿Imaginan cómo presentó el narrador a Marcus Walz la primera vez que iba a comparecer en la competición, cuando todavía no estaban en juego las medallas? Vamos con el españolito nacido en Óxford. Con un par. Aunque no sé si es peor llamar a Pablo Torrijos el atleta «castellonés», por castellonense.

Y en estas que la burbuja deportiva se hace más y más grande. Que cualquier tonto hace relojes, sin que nadie le tosa. Y muchos de los reyes caminan desnudos, sin percatarse. Un comentarista de waterpolo pedía disculpas durante el primero de los encuentros emitidos en directo. Comprendan, si no decimos bien los nombres de los jugadores, que nos encontramos un poco lejos del agua y no los vemos bien. ¿Y por qué no comentas desde Torrespaña, plácidamente, en un pantallón, sin que el reflejo del solazo te queme la vista?

Lo peor de todo es lo chamuscada que sale nuestra lengua de todas estas embestidas. Y el nivel sigue bajando?

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