Nunca es tarde cuando la dicha es buena. Y la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Alicante ha publicado este verano, por fin, su agenda cultural, aglutinando una serie de ofertas que, en otras ocasiones, andaban desparramadas en programas individuales. A la vez, la Diputación Provincial ha editado un lujoso programa de un dedo de grosor, en el que se detallan las actividades desplegadas por el ADDA.
Resulta curioso comparar ambos programas. No me refiero tanto al contenido cuanto al continente. Que la Diputación nada en la abundancia mientras el Ayuntamiento está de aquella manera es algo que salta a la vista viendo los susodichos catálogos. Ambos están editados en castellano y valenciano, pero esta traducción permite al del ADDA duplicar sus páginas, permitiendo su lectura tanto desde el anverso como desde el reverso, y logrando ese grosor al que aludíamos. Una publicidad concebida tan a lo grande que trasladada a la fachada del recinto ha llegado a molestar profundamente a algún arquitecto con solera.
Pero volvamos a los folletos, a los catálogos, a las agendas. La del Ayuntamiento, en su humildad, ha incluido dentro de las actividades de verano la Muestra de Teatro Amateur del Teatro Principal de septiembre y novedosos ciclos de cine en Las Cigarreras. Los actos están ahí. De lo que se trata, al confeccionar un programa fetén, es de ponerles el lazo para que luzcan más y mejor. En este sentido el programa editado por la Diputación ha sabido trasladar el mensaje de que el recinto está vivo, también durante las vacaciones, con gran eficacia. El Teatro Principal, otra entidad cultural puntera en la ciudad, también ha editado por primera vez su folleto estival, muy atractivo. Y dentro de poco verá la luz el de la próxima temporada.
Pero imaginemos cómo podría ser una agenda que compendiase todas las actividades culturales de la ciudad. Algo que, por desgracia, nunca se ha hecho. Imaginemos una agenda en la que cupiesen las actividades del Instituto Juan Gil Albert (ay, con qué poca antelación las anuncian, pondrían en aprietos a sus ejecutores), las de la Fundación CAM en el Aula de Cultura de Gadea, su Cinemateca y sus espectáculos, las de la Universidad en las sedes de Ramón y Cajal y San Fernando, las del Teatro Arniches (qué raspados en el tiempo han salido sus programas hasta ahora), y las de una docena más de instituciones que cuentan con programación propia.
Aunque lo realmente ambicioso sería plantearnos una agenda cultural provincial. Por estos lares puede parecer ciencia ficción, pero en otros lugares se llevan editando hace mucho tiempo. Hablo de agendas públicas, rigurosas, institucionales. Nos sorprendería saber de qué oferta disponemos si la aglutinásemos. Mucho me temo que no lo verán mis ojos, y tendré que continuar confeccionándola para uso personal. Como vengo haciendo en los últimos treinta años, por otra parte.
