En esta sociedad un tanto superficial que entre todos ayudamos a confeccionar parece que nos resulta más sencillo preocuparnos por los animales que por las personas. Mientras unos andan cazando pokemon y otros solazándose en las playas con sus perros con cerveza y helados para dueños y mascotas, quienes preparan el inicio del curso escolar maquillan los escollos. El PP nos acostumbró en el área de Educación a incumplir la ley cuando estuvo al frente del Consell y, ahora, por lo que parece, el nuevo gobierno del PSOE y Compromís va a prorrogar en el tiempo algunas de las malas decisiones que tomaron los populares para decepción de quienes esperaban un cambio radical en el fondo del sistema educativo valenciano. Es verdad que no se tiene dinero, pero no es menos cierto que con la educación no se debe jugar. No es aceptable que no se baje la ratio de alumnos, como exige la normativa valenciana, en las clases en las que haya algún alumno discapacitado. No hacerlo es condenar a 60 grupos, más de un millar de niños, al fracaso, pero ¿a quién le importa?
