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Marc Llorente

Embriagados espectadores

Gregory Porter cantó en el ADDA como parte del Festival Internacional de Jazz

Gregory Porter

Auditorio de la Diputación de Alicante

Festival Internacional de Jazz

Su breve discografía arranca en 2010. Solo con dos discos en el mercado, Water y Be good, actuó tres años más tarde en este mismo espacio. Suficiente para encaramarse a los primeros puestos. Su tercer álbum, Liquid spirit, obtuvo un Grammy y catapultó más el estilo vocal del estadounidense Gregory Porter, el cantante y compositor que actuó la noche del martes en el Fijazz que se celebra en el ADDA. Le hemos vuelto a ver en perfecta sintonía con los aficionados que inundaron el recinto. Más que en 2013. El carácter de la música soul tiene trazos de gospel y blues. El jazz y el swing laten con su potente voz. El vocalista mantiene las peculiaridades del ritmo de esta clase de música, y las posibilidades expresivas de su instrumento oral funcionan con la tensión y el esquema melódico del autor e intérprete. Embriaga a los espectadores. El cantante del mañana ya es uno de los platos fuertes del género. Corta y fulgurante carrera la suya. El saxo nos atrapa con sus piruetas circenses. Las variedades rítmicas fluyen y suben de nivel hasta que se abre totalmente el tarro de las burbujas. Los cuatro músicos muestran el encanto y la sonoridad de cada instrumento, sea el piano, la batería, el contrabajo, el bajo o el saxo, y la poderosa y melódica garganta de Porter nos envuelve en un concierto con temas como Holding on, On my way to Harlem o Take me to the alley, título que da nombre a su cuarto álbum. Prefiere las baladas, Hey Laura, por ejemplo (él solo y el pianista), aunque no faltan los rasgos festivos. Véase Liquid spirit, Free o Work song, La canción del trabajo, que popularizó Raphael. Lleva dentro las notas musicales para ofrecernos, entre otras canciones, Ooh young man y Quizás, quizás, quizás, famoso bolero que canta muy bien en lengua española evocando a Nat King Cole. Su madre, siendo Gregory niño, afirmó: «Cantas como él». La raíz tradicional y el sabor contemporáneo se funden. El bajo y la batería forman un dúo excelente. Porter deja minutos de gloria a los instrumentistas y vuelve a coger las riendas con intensidad suave o chispeante. El público vivió las emociones y ovacionó de pie en el Auditorio.

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