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«Iba matando canallas, con su cañón de futuro»

Dos altos cargos del denominado segundo escalón del Consell -la secretaria autonómica de Sanidad y una directora general de Economía- han perdido esta semana su empleo debido a comportamientos poco éticos. Ambas procedían de Compromís y las dos han sido fulminadas después de que los medios informaran de irregularidades no directamente vinculadas con su gestión, aunque la empañaban, y de que la conselleria de Transparencia, también dirigida por Compromís, emitiera informes en su contra. El partido de Oltra puso alto el listón de la regeneración y la rectitud en la vida pública y hace honor ahora a ello, aunque le esté costando fuerte tensiones internas. Pero tras el primer aplauso, es inevitable la reflexión. El conseller Alcaraz sabe que, de la misma manera que es un error confundir la responsabilidad política con la judicial (como interesadamente siempre han hecho el PP y el PSOE), también lo es mezclar la política con los reglamentos. Las cesantes debían haber abandonado su cargo sin necesidad de informe alguno, de la misma forma que Transparencia no puede convertirse en la oficina en la que buscar coartada cada vez que hay un ajuste de cuentas pendiente. Sólo faltaría que ahora se desatara la carrera por plantearle cada día al conseller un nuevo reto hasta ver dónde se coloca definitivamente el tope. En todo caso, si de verdad está dispuesto Alcaraz a caminar entre humo y metralla, como cantó Silvio Rodríguez en «El Elegido», que se sumerja en las entrañas de Sanidad en Alicante. Ahí, más que un cañón, necesitará toda una batería.

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