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El problema valenciano

Uno de los mensajes que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, venía lanzando desde antes, incluso, de su investidura apostaba por visibilizar el «problema valenciano» en Madrid. La única autonomía que tiene una renta doce puntos por debajo de la media pero que, sin embargo, aporta como una comunidad rica a la caja común del Estado merece, sin duda, un trato diferente al que ha recibido hasta ahora. Tanto Puig como la vicepresidenta y líder de Compromís, Mónica Oltra, y especialmente el equipo de Hacienda, con el conseller Vicent Soler al frente, han conseguido -ahora que se cumple un año del relevo en el Palau de la Generalitat- instalar en la Moncloa la imagen de ese expolio que ha sufrido la Comunidad con los modelos de financiación aprobados por el popular José María Aznar en 2004 y luego por el socialista Zapatero en 2009, además del histórico déficit de inversión en infraestructuras. Les ha beneficiado que en Madrid haya un ejecutivo del PP. Con un gobierno de otro color enfrente es mucho más fácil desplegar ese discurso de la reivindicación. Durante los últimos cuatro años de Alberto Fabra en el Consell, el PP levantaba la voz en las Cortes pero se apagaba hasta enmudecer mientras viajaba en el AVE camino de Madrid para encontrarse con Montoro o Rajoy. Ahora, sin embargo, el Consell que comparten los socialistas y Compromís ha logrado que en España sepan de ese maltrato a la Comunidad; que, a su vez, ese discurso sea reconocido por una parte de la ciudadanía valenciana, como reflejan las encuestas; y la unanimidad absoluta de la sociedad civil con los empresarios a la cabeza. Misión cumplida. Es probable, además, que el PP repita en Madrid con lo cual Puig y Oltra van a poder, incluso, amplificar ese mensaje que, sin duda, alimentará una reforma del modelo de financiación -una medida inaplazable- que, aviso a navegantes, no va a satisfacer las legítimas aspiraciones de esta Comunidad. Cumplido un año del Pacte del Botànic, hay encima de la mesa otro «problema valenciano» que aún está por resolver. Está muy bien exigir lo que te corresponde pero, pasado ese periodo de gracia, ahora al Consell le ha llegado la hora de gestionar. Un sólo botón como muestra: ¿Cómo se explica que un gobierno de izquierdas no haya aprobado todavía su propio plan para generar empleo? Gestionar también es un problema. Y también afecta a los valencianos.

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