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Mariola Sabuco

Oportunidad quemada

Alicante y las Hogueras perdieron el pasado fin de semana una oportunidad de oro de hacer provincia y negocio con algo que tanto une como es la Fiesta. Las nueve Hogueras Especiales se podían haber plantado, así como los principales racós y barracas, de manera que se aprovechara el efecto de atracción que algo así hubiera tenido en el resto de la provincia durante el fin de semana. Un resto de provincia que nunca se cuida desde la capital, que no tiene en cuenta que el mayor número de visitantes durante sus fiestas no llega de Suecia ni de Madrid, sino de Elche, Elda, Crevillent, Santa Pola, Villena, Alcoy, Orihuela, Torrevieja, Albatera...¿Por qué no se adelantó este año la plantà de las Especiales para que ya hubiera fiesta durante el fin de semana y con ello ocio para todos y negocio para el comercio, la restauración y las propias comisiones? Según el Ayuntamiento alicantino, nadie se lo pidió. Según los foguerers, nadie se lo propuso. Alicante, como ciudad, parece no querer comprender que las Hogueras son unas fiestas únicas que trascienden a los propios alicantinos, algo que hace mucho entendieron otras celebraciones famosas y únicas de la provincia como los Moros y Cristianos de Alcoy o el Misteri d´Elx. Las Hogueras aspiran a ser Patrimonio de la Humanidad, como ya lo es La Festa ilicitana, pero mientras la segunda se abrió y proyectó en una estrategia nacional e internacional de años, en la primera se observa una preocupante falta de planificación que lleva, incluso, a la incapacidad de aprovechar las ventajas que ofrece el calendario este año. Si Alicante quiere que las Hogueras solo sean para los alicantinos, ha actuado muy bien; pero si lo que quiere es aspirar a ser una fiesta global y contar con el apoyo de la provincia, se ha equivocado de plano porque necesita que no solo la capital sienta como algo suyo una de las fiestas más generosas que existe, en la que los foguerers y barraquers trabajan duro todo un año para plantar unos espectaculares monumentos en la calle que los disfrutan todos, los de dentro y los de fuera sin distinción. Las comisiones de Hogueras hacen grande una fiesta que mueve ya 60 millones de euros, con lo que lo mínimo que se puede pedir a las autoridades alicantinas es que actúen con inteligencia y les presten la atención y el respeto que se han ganado y merecen.

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