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Recuerdo, memoria y futuro

La fiesta taurina vive perennemente entre la gloria y la tragedia. En ello radica parte de su grandeza y, a veces, de sus miserias. Hace menos de un mes lamentábamos el fallecimiento de Renato Motta, y esta semana se nos ha ido Rodolfo Rodríguez «El Pana». Ambos en noble lid, entregando sus vidas a su pasión. Había sufrido «El Pana» una terrible cogida en la mexicana Ciudad Lerdo de la que le había quedado una tetraplejia severa, agudizada con insuficiencias cardíacas las siguientes semanas y dos neumonías, más el paro cardíaco postrero que no ha podido superar. Se ha ido, engrandeciendo más todavía su leyenda, quizá el último torero romántico, de esos personajes que trascienden el mundo taurino por su especial manera de vivir a contracorriente y de no responder a clichés ni a voluntades ajenas. Desde manifestaciones políticas en el ruedo hasta la caída en el alcohol llevaron a Rodolfo Rodríguez a casi el olvido del mundo empresarial taurino. Cuando en 2007 consiguió que el empresario de La México, Rafael Herrerías, le permitiera despedirse de la plaza que le dio sus grandes éxitos, su faena al toro «Rey Mago», brindada a las prostitutas, levantó tantas pasiones que supuso más bien un punto y seguido en su carrera. Le permitió, por ejemplo, debutar en España junto a Morante de la Puebla en Vistalegre, y torear también en Francia. Ojalá la eternidad le conceda el descanso merecido.

Y mientras el destino decide que unos se vayan para siempre, otros vienen llegando a la profesión taurina con paso firme. Es el caso del alumno de la Escuela Taurina Adrián Velasco, que fue nombrado triunfador del certamen de tentaderos de Medina de Rioseco «Ciudad de los Almirantes». Pisa fuerte Adrián, que ha ido labrándose una humilde y callada carrera desde que entró en la escuela a base de afición, tesón y buen gusto. En su mente ya está la novillada en que debutará con picadores ante su público, en Alicante, el próximo mes de agosto. Ojalá los idus le sean propicios también entonces y demuestre lo mucho aprendido.

Tampoco deberíamos de silenciar a esa María Serra, que fuera alumna también de la escuela alicantina, y que anda lidiando ilusiones por tierras del sur. Los sueños solo se consiguen si se persiguen, y María le está poniendo todo su empeño. La peña taurina «Chiquilín» la nombró triunfadora de la becerrada del 26 de mayo en la plaza de toros de Córdoba, de la que salió a hombros tras desorejar a su oponente del hierro de Torres Gallego. Brava María, contra juicios y prejuicios trasnochados. ¿Quién dijo que el toreo no era cosa de mujeres?

Y en las idas y venidas, otros se mantienen. Es el caso del restaurador Vicente Castelló, que ha sido galardonado con la Medalla de Plata al mérito taurino por la Real Federación Taurina de España. Aficionado de solera, Vicente ha recorrido casi todo el planeta taurino cultivando una afición desmedida, siguiendo en innumerables ocasiones al desaparecido José María Manzanares. Dueño de los restaurantes «Nou Manolín» y «Piripi», en ellos ha acogido numerosos actos relacionados con la fiesta de los toros. La concesión de esta distinción ha llegado a petición del Club Taurino de Alicante. Más que merecida.

Y Luis Francisco Esplá, que anda preparando esa vuelta fugaz a los ruedos el 10 de septiembre en Arles (Francia), donde también decorará el coso para el especial evento, recibirá en agosto el Castillete Minero al mérito taurino durante el Festival de Cante de las Minas, en La Unión. No es el primer alicantino en ser destacado con este galardón, pues José Mari Manzanares lo recibió en 2012. Sí, ese Manzanares de cuya faena al toro «Dalia» en Madrid el pasado martes todavía se habla. Cosas de las grandes expresiones artísticas, que dejan impronta en la memoria de quienes tuvieron la dicha de contemplarlas...

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