Nuestras mujeres
Teatro Principal de Alicante
De Eric Assous. Director: Gabriel Olivares. Productor: Jesús Cimarro.
La violencia machista es un indignante asunto que no permite determinadas frivolidades por el daño social que provoca y por el respeto a las víctimas. Buscar la risa no es malo. Depende de si procede y de qué manera. Hay espectadores con la risa floja a los que no les hacen falta motivos para reírse. Ni es cuestión de hacer cosquillas fáciles, ni de ir de gracioso forzado que sobreactúa con la palabra, las gesticulaciones, los ademanes y los movimientos a partir de ciertas cosas. Perseguir un objetivo a cualquier precio es una patología que se repite con alguna frecuencia en mayores o menores dosis teatrales. En este caso, la pieza no cae en lo burdo pero late la tentación y la credibilidad puede verse mermada. Antonio Garrido, siguiendo las directrices del especialista Gabriel Olivares, da un paso más allá y, aunque al público le parezca estupendo, no beneficia al desarrollo de la comedia dramática del francés Eric Assous. Como en otros textos franceses, existe un punto de partida que da origen a los elementos de discusión. Tres amigos solventes se reúnen para jugar a las cartas en casa de uno de ellos. Uno llega tarde y confiesa que acaba de estrangular a su mujer tras una riña. Nacen las injustificables justificaciones, la búsqueda de apoyos en los colegas para escaquearse o la posible coartada. Y ahí están en órbita Gabino Diego, Antonio Hortelano, acogiendo el papel (más corto) del agresor que recurre al intercambio de favores, y Antonio Garrido. Asoman las discrepancias, los choques y las intimidades de cada cual. Lo correcto y lo incorrecto. Los dos primeros sostienen los papeles sin pasarse, dentro de las características que las escenas demandan, y Garrido, como se dijo anteriormente, transita por la sobreactuación con frecuencia y aun teniendo capacidad para formas más acordes. Así es la obra Nuestras mujeres. Ellas parecen las únicas responsables de las amarguras del trío. Terreno peligroso, sin duda. Fluyen el ritmo interno y externo y la intriga. Las incidencias mantienen un irregular interés en el estilizado espacio visto en el Principal de Alicante, y se utiliza el efecto de dirigirse al espectador varias veces para involucrarle más.
